Por Erika Coll y María
Catalina Pinedo
Por estos días, el tema de moda no es
otro que las más recientes presentaciones de la Selección Colombia.
Barranquilla vibró con las emociones que le produjo ser la casa oficial del
equipo nacional, que se enfrentaba al convocado ecuatoriano en días pasados; Las
calles de “la arenosa” se tiñeron de amarillo, al compás de las porras para
animar la anhelada victoria en un partido definitivo para la clasificación al
mundial de Brasil.
Que Barranquilla fuera la casa de la
tricolor, no solo es cuestión de orgullo: muchos aprovecharon para hacer su
agosto y sacarle platica a la fiebre por la selección. Camisetas, manillas y
todo tipo de accesorios inundaron a “curramba”, en días de partido es evidente
ver a muchos regatear para que le dejen la camisita más barata y a otros, sobre
todo los que vienen del interior del país sintiéndose tumbados porque se las
vendieron al doble.
Llegó la hora cero del enfrentamiento
ante la selección ecuatoriana y el aguacero puso a los colombianos a comerse
las uñas ante la posibilidad de que el encuentro fuera aplazado, no puedo
imaginar la sensación de los espectadores en el estadio Metropolitano Roberto
Meléndez: -¡Perdimos la plata!- Habría dicho uno, -Cómo son las vainas en este
país, nos quedaremos esperando el reembolso- comentaría otro, -Seguro nos la
devuelven cuando terminen la pista atlética- respondería un burlón resignado.
Barranquilla se inundó literalmente como
un trasto de cocina en una vivienda de Un
Techo Para mi País, los arroyos lavaron las calles, llevándose todo a su
paso; mientras tanto, los que estaban en el estadio se desesperaban, más cuando
el torrencial aguacero apretaba con ganas.
Pasaron las horas, la lluvia mermó y
comenzó el proceso de drenaje, ¡Que gran idea! ¿Será que eso no lo podrían
implementar para las calles de la ciudad, sobre todo en la 84, donde se canceló
cuanto concierto y baile se tenía previsto?, pobres de los que se fueron a
aguantar sol en la primera fila desde temprano, muy desafortunados, más que los
del “Metro”, ¡que digo! Más salados que el señor que se estaba llevando el
arroyo de la 76 por estar cuidado carros ¡tan necio él! Le tocó quedarse
abrazado a una inútil cabina telefónica, que tanto dicen que afean a la ciudad,
después de la escena del “parqueador” que encontró su salvación en el cascaron
del teléfono público, es más, la alcaldesa Elsa Noguera debería hacer algo por
la ciudad e instalar unos cuantos más, para solucionar lo de las víctimas por
las corrientes, sería un aporte interesante.
Volviendo al partido, mientras el
cuerpo técnico de la FIFA
luchaba por volver utilizable la cancha para llevar a cabo el encuentro, un
pequeño carrito negro robaba la atención de los hinchas en la carrera 52 con
calle 76, luchó contra la corriente hasta que, finalmente, sucumbió ante la
mirada de los curiosos atónitos.
Colombia ganó el compromiso dando un
paso más cercano hacia Brasil, y pese a que el compromiso ante Uruguay se
perdió, el último partido que se jugará en “la Puerta de Oro” contra Chile ya
está causando revuelo en la ciudad, a sólo dos días de haber abierto la
boletería en Ossa y asociados y en el estadio Elías Chewin, muchos están
haciendo la fila para obtener la boletica; curiosamente, en su mayoría los que
están comprando las entradas son los revendedores que, como aves de rapiña,
hacen uso del refrán “el vivo vive del bobo” y pretenden vender los tickets al
doble, tocará rezar para que quede alguna boleta y sobre todo para que no caiga
otro chaparrón en Barranquilla, porque de ser así, tocará llegar en “chalupa”
al metro.
muy buen artículo, felicidades a la selección colombiana
ResponderEliminarBuen artículo!! Erik
ResponderEliminarLas felicito!! Buen articulo!
ResponderEliminarme entretuve mucho leyéndolo! muy bueno el artículo !! Felicitaciones a la selección colombiana!! saludos desde Perú :)
ResponderEliminarque chevere te felicito escriben muy bien q nota tan interesante te felicito y espero q el teacher te regale un 5!
ResponderEliminarExcelente artículo. Palabras sencillas y muy precisas en la redacción. La lectura no se torna aburrida ni desesperante. Por lo menos, no me llama mucho la atención lo relacionado con el deporte pero me agradó mucho leer este artículo.
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