Por Grey
Arroyo y Ángel
Julio
Lo que va del
periodo de gobierno de la actual alcaldesa de Barranquilla Elsa Noguera, ha
sido de mucho revuelo. Uno de los temas que más ha generado ampolla en los
barranquilleros ha sido la decisión de esta mandataria de seguir adelante con
la contribución de valorización II, los ciudadanos se han mostrado ampliamente en
desacuerdo y han hecho sentir su rechazo a esta contribución.
La inconformidad
de los barranquilleros no solo está ligada a cuan afectados pueden resultar sus
bolsillos, sino, además, al atraso en la entrega de obras que se prometieron hacer
con la valorización I y aún no han sido terminadas o las construyeron mal, lo
que ha ocasionado desconfianza acerca de los reales destinos que se les están
dando a estos recursos económicos. Los barranquilleros ya brindaron su apoyo y
este fue defraudado.
El
gobierno local se ha mostrado empecinado en cuanto a este tema de la
valorización, se han valido de las herramientas que han sido necesarias para no
permitir que se obstaculice este proceso, tenemos el caso del 9 de julio del
año pasado, cuando publicaron una gaceta oficial anunciando que los 258.000
recibos de valorización II, estaban repartidos en su totalidad. Sin embargo,
muchas personas aseguraron que a sus sectores no habían llegado. Es claro que
lo que buscaron con esto fue evitar el recurso de reconsideración al que el ciudadano
puede apelar sí no está de acuerdo con algún cobro estatal, obligándonos de
esta manera a pagar.
El
sistema nacional de regalías y los fondos especiales para el desarrollo
regional, son entidades que financian proyectos que busquen el progreso de las
ciudades, esta es una herramienta que pudo ser utilizada para realizar estas
obras, que, según nuestra alcaldesa, son prioritarias para Barranquilla. Pero
por lo visto, Elsa Noguera considera que los barranquilleros tenemos mucho
dinero y, por eso, podemos donárselo sin mayor esfuerzo.
Será que Elsa
Noguera quedó con los mismos delirios de
su antecesor Alex Char, quien aseguró haber logrado milagros financieros
durante su mandato. Elsa, dejemos la ficción para las películas, es bueno que
aterrices en la realidad, lo cierto es que Barranquilla es la ciudad capital
más pobre del país, pues su nivel de pobreza es de 34.8 y existe una indigencia
latente del 7 %.
Los años de
gloria para Barranquilla quedaron en el ayer y en vez de florecer con estos ambiciosos
proyectos urbanos, se marchita poco a poco con cada obra inconclusa y de mala
calidad. La ciudad seguirá inmersa en un letargo, mientras se sigan eligiendo
títeres que entretienen a los ciudadanos, para que los jefes hagan de las suyas.
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