El ex Rey Momo del Carnaval
de Barranquilla exporta internacionalmente su talento
Por María José Marín
Al
llegar a la casa de uno de los mayores artistas folclóricos y culturales de la
ciudad barranquillera, me sorprendí, pues había cambiado completamente teniendo
en cuenta la manera en la que lució durante los tres primeros meses de este
año. Empecé a contemplar la fachada actual de la casa que ahora parecía una más
en el pueblo galapero. Sin embargo, al ver el frente de aquel hogar, también
evoqué aquellos recuerdos donde todo los habitantes de Galapa y visitantes se entusiasmaban por
tomarse una foto teniendo de fondo el hogar con más auge dentro de las temporadas
de Carnaval en dicho municipio e, incluso, de toda la Arenosa, pues esta casa
se vestía para aquella festividad de mucho folclor, de alegría, color, arte y
cultura. Lo más destacado de ese lugar para ese entonces eran las pinturas de
animales exóticos y las particulares
máscaras fabricadas de arcilla y bejuco, hechas por el mismo dueño de la casa,
José Llanos; ex Rey Momo del Carnaval de Barranquilla cuando se cumplían 200
años de esta festividad y creador de uno de los grupos folclóricos más influyentes
en ese periodo: La Selva Africana.
Situado
a 8 kilómetros de Barranquilla, sobre la vía La Cordialidad, este pueblo se ha
convertido en el depositario de parte de la riqueza cultural del carnaval
barranquillero: a través de microempresas que trabajan sin descanso todo el
año, familias enteras crean y comercializan máscaras y artesanías de madera y
barro, y esto impulsado por José, quien busca que no se pierdan las tradiciones
de su tierra.
Me
recibieron sus pechiches, como él los llama: África, Queen, Momo; unos perros
de raza labrador y un macho. De inmediato, salió al umbral de su casa un hombre
de piel tostada, ojos caídos y de baja estatura. Como casi siempre, llevaba una
gorra, un pantalón al estilo de Carlos Vives y una camisa alusiva a un grupo
cultural juvenil. Vino hacía mí con una media sonrisa, bastante cálida y
amable.
Al
entrar a su salón de la vida, aquel lugar que él siente que es el más especial
en su hogar, me di de cuenta que algunas cosas no cambian a pesar de los
tiempos, las épocas, las temporadas. Este hombre tenía muy bien organizado cada
momento de su vida en el folclor carnavalero y parte de su vida diaria: la
elaboración de máscaras.
La
pasión, humildad, profunda devoción al arte y mucho talento creativo hacen que
la experiencia artística en el emprendimiento y evolución del grupo de la Selva
Africana y su Taller de Mascaras África sean las principales características de
José Francisco Llanos Ojeda, director con más de 70 años, pero con el vigor que
se necesita para el liderazgo.
José
es oriundo del municipio de Galapa, Atlántico, y allí mismo es donde se denota
la selva, el bosque que exhibe con orgullo a los que desean deleitarse de las
maravillas que ofrece el Carnaval. Por su artesanía y son, este hombre ha
recibido premios como la Medalla a la Maestría, que le otorgó Artesanías de
Colombia y el Ministerio de Comercio; la Medalla Puerta de Oro de Colombia, de
la Gobernación del Atlántico, y Maestro del Arte Popular Colombiano, que le
entregó Suramericana.
Los
premios se mezclan con los cientos de coloridas máscaras y trajes que allí ha
producido junto con su familia, no solo para el Carnaval de Barranquilla, sino
para otros muchos en San Andrés Islas, Bogotá, Bucaramanga, Cartagena,
Medellín, etc.
Su
afán de conocimiento y el reconocimiento a su gran talento lo llevó a demostrar
la cultura barranquillera en Brasil, y así mismo aprender de ese exótico país y
aplicarlo en la fauna que sale cada año a lucirse en los desfiles de las fiestas
barranquilleras, “La mejor experiencia que he tenido en mi vida, allí pude
apasionarme por la naturaleza y lo bello que es retratarla en las máscaras y
también exteriorizarla al mundo por medio del baile. Allí aprendí a hacer
esculturas en icopor y fibra de vidrio, que domino a la perfección y que me
permiten innovar cada año mis creaciones. Esto es una vaina hermosa”, dice
jovial y casi suspirando.
Otra
hazaña que evoca y marca la vida de José Llanos es haber sido el Rey Momo del
Carnaval, donde la temática principal era alusiva a la Selva Africana; junto
con sus tres hijos; uno de ellos estudiando artes, lo llevaron y le dieron el
empuje para que reinara con éxito su mandato.
“Ser
elegido Rey Momo fue gran honor para mí, sobre todo en esa ocasión cuando se
celebraba el Carnaval de Barranquilla Bicentenario y que además se había designado
a la ciudad como la Capital Americana de la Cultura en 2013”, dice José
pensando en aquellos tiempos.
Hoy
en día, el ex rey momo considera que este es su cotidianidad y que trabaja
para que las futuras generaciones se enriquezcan culturalmente y no abandonen
este legado. “Mis máscaras hablan de Galapa, mi Selva Africana de Colombia, es
mi identidad propia también”, dijo sentimental.
Su
comparsa, Selva Africana, compuesta por tigres, leones, jirafas, elefantes,
entre otros animales salvajes, ha sido vista por miles de personas en Colombia
y en otros países desde su creación en 1970. Actualmente, cada comparsa, cada
danza, cada mapalé, cada disfraz de la Selva Africana que se encuentra
desfilando en el Carnaval de barranquilla lleva o ha llevado en su historia
algo manufacturado por los artesanos de Galapa.
José
Llanos trabajó porque esto fuese así, la máscara ha venido a tomar auge hace
poquito; anteriormente, pasaba el carnaval y ya, se guardaban para el año
entrante, pero hoy no, la máscara ha ocupado un lugar especial en distintos
escenarios, en otras festividades, en fiestas particulares y como objeto de
decoración en casas, oficinas, centros comerciales, hoteles.
“Nuestro
taller es familiar, y cuando llega grandes pedidos acudimos a personas de
nuestro municipio que conocen el arte para que ayuden a empalar, dar base, dar
lija. Aquí han aprendido porque yo les he enseñado; y algunos llegan aquí y
aprenden viendo, de la misma manera como aprendí yo en los tiempos aquellos
cuando veía a los artesanos. Siento pasión por mi oficio y me gusta hacerlo
bien. Aparte, sé que mis máscaras trascienden la cultura de Barranquilla y
cuido mucho mi grupo folclórico porque ellos brindan alegrías y sabor a
cualquier persona que los observe bailar”.
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