Buscar este blog

lunes, 2 de diciembre de 2019

Nelson Ripoll, un estandarte de la Universidad Autónoma del Caribe


Por: Jesús Cervantes.

Fue una entrevista muy corta. Eran las 12:20 cuando iba llegando a su oficina, ubicada en el departamento de Humanidades. Me recibió con un “Buenas tardes, estudiante”, mientras me daba la mano. Pasamos a su escritorio, me pasa una silla de computador y él se sienta en la suya.  Antes de empezar a hablar, intenta desenredar sus audífonos y me dice de manera muy jocosa: “Uno cuando intenta enredar algo, no puede hacerlo bien, pero de forma inconsciente a veces no lo puede desenredar”. Comentario que me saca una sonrisa, acto seguido le digo: “Misterios de la vida, profe”. Al terminar de desenredar sus auriculares, empezamos el diálogo. Se acomoda en la silla, cruza los brazos y su cara ya es un poco seria.

Es profesor en la Universidad Autónoma del Caribe, desde hace 29 años, en 2020 cumple los 30. Cuenta que empezó la docencia teniendo solo el pregrado en el programa de Hotelería y Turismo, con la materia de Historia de la Civilización; dicho esto, su rostro ya no era tan serio, más bien se le notaba orgullo al contar sus inicios en la Universidad. A manera de chiste, decía: “Era otra época, no había Internet, ni teléfono, todo era a punta de libro, mucha biblioteca”. Al decir eso, se vuelve a acomodar en la silla, ya que tendía a caerse un poco y me sigue contando de su vida como profesor. En su estadía como maestro en la Autónoma, han pasado cuatro rectores: Mario Ceballos, Silvia Guette, Mariano Romero y el Innombrable, que es el mismo Ramsés Vargas. Al nombrarlo con ese apodo, se le ve en su cara algo de indignación y rabia. A día de hoy, dicta las materias de: Bioética y Medio Ambiente, Lenguaje y Comunicación, Sociedad y Cultura para la Paz. Cuenta y mira un poco hacia el techo de su oficina, que cuando entró a dar clases, la Universidad era muy pequeña, no había tantos edificios como ahora.


Llevaba puesta un suéter rojo con el logo de la U con una frase que decía “SINTRACUAC”, me contaba, mientras rozaba el escudo con su mano, que los que llevaban puesta esa prenda, era porque hacían parte del sindicato para rescatar la Universidad, que el Innombrable -colocando otra vez esa cara llena molestia- quiso acabar una vez. Para entrar a este grupo, se puede hacer de manera voluntaria, entra cualquier funcionario de la institución. La charla se interrumpe un poco, ya que una profesora toca la puerta porque la misma estaba cerrada, en ese momento, Nelson hace un gesto con la mano de que esperara un momento, aunque ella misma entró con sus llaves. Se hizo más relajada la charla, ya que no estábamos solos en la oficina, ahora nos acompaña Ana Sajer, Maestra de la Universidad.

Le quise poner un poco de picante y sacar de la monotonía la entrevista; por eso, le pregunté por un tema actual: El Paro Nacional del 21 de noviembre. Al momento de preguntarle eso, cambia su expresión y se le sale una pequeña sonrisa, a lo que me responde: Estoy a favor del Paro, yo participé el 21, desde acá de la Universidad, hasta el Paseo Bolivar. Colombia empieza a despertar, se cansó de tanta corrupción, politiquería. Citó a Jorge Eliécer Gaitán: Este país está cansado de que la oligarquía sea la más beneficiada; por eso, el paro, ya que en Colombia hay mucha pobreza y desigualdad, estamos en un Top cinco junto a los países africanos. Y esto es algo que hago desde muy joven, es un derecho para nosotros, está escrito en la Constitución. Vi mi celular y me di cuenta de que ya era algo más de 12:40, el olor a comida por el almuerzo de la profesora Ana, ya nos empezaba a abrir el apetito a ambos. La misma maestra interrumpe un poco nuestra tertulia para preguntarme si yo había sido alumno de ella, a lo que respondí: Claro, en primer semestre, Lenguaje y Comunicación. No quería quitarle más tiempo a Nelson, pero era menester contarle una anécdota que me pasó justamente ayer: salía del baño tipo 8:15 de la mañana, me terminaba de cambiar cuando sentí la bulla de dos vecinos que discutían por política, uno gritaba vago comunista, deja de hacer paro y ve a trabajar, a lo que el otro le responde, de forma gritada, paramilitar -eso le dio un poco de gracia, se echó a reí-, aún más cuando al final le digo: parece que nos hubiéramos puesto de acuerdo otros cuatro vecinos, para gritar también, paraco corrupto. Dicho esto, me dijo algo muy cierto y que pocos entienden, que es que, la lucha no es por un partido, es por conciencia social, por dejarle un futuro mejor a generaciones futuras. No quise quitarle más tiempo, era hora de almuerzo, le pedí unas fotos y culminamos la entrevista. Me llevó hacia la puerta para abrirme, me dio la mano y nos despedimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario