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martes, 27 de noviembre de 2018

Juan David Lobelo: la promesa del Pop urbano


Por Somerys Martínez y Duesanders Sánchez

Una tarde calurosa, acompañada de las brisas decembrinas en la ciudad de Barranquilla, nos dirigimos al novedoso conjunto residencial Paraíso Caribe.

Al subirnos al taxi, saludamos cordialmente al conductor del vehículo, quien respondió amablemente el saludo. Al cerrar la puerta del auto fuertemente, el señor lanzó una mirada fulmínate por el espejo retrovisor que nos hizo sentir un poco incómodos. El señor, con el ceño fruncido, nos preguntó hacia dónde nos dirigíamos. Apenados, le dimos la dirección del lugar.


El señor parecía confundido, no sabía a dónde íbamos exactamente. De manera apacible, preguntó: “¿ustedes ya han ido por allá?”. A lo que respondimos: “No, es primer vez que vamos”. Hubo minutos de silencio. Nos percatamos a revisar los teléfonos móviles, con la esperanza de encontrar una guía para dar con el sitio. Recordamos el nombre del edificio e inmediatamente se lo hicimos saber al conductor. Él, con el auto en primera aceleró y dijo: “Hubiesen empezado por ahí”.

Al ingresar al edificio, era un poco más o menos las cinco de larde, nos recibió un señor de estatura media, con aproximadamente cincuenta años. Vestido de uniforme gris con un estampado de letras amarillas en el lado izquierdo de su pecho, se veía su apellido. El vigilante, muy gentil, nos indicó el camino para tomar el ascensor que nos llevaría al apartamento. Oprimimos el botón para subir al piso y, mientras las puertas se cerraban, notábamos que se encontraba en reparación.

Buscando en el laberinto de placas que indicaban el número de los apartamentos, ojeamos una puerta abierta. Al interior del apartamento, divisamos una silueta de un joven, con una estatura alrededor de un metro con setenta y cinco, que se apoyaba en el barandal de la ventana, era un joven que detalladamente observaba lo que sucedía del otro lado. Al percatarse de nuestra presencia, sobresaltó y se encaminó a la puerta a recibirnos con una sonrisa de oreja a oreja, que dejaba en descubierto los hoyuelos en sus mejillas.

El barranquillero Juan David Lobelo, con su extravagante personalidad, nos saludó e invitó a pasar y seguidamente a sentarnos en un amplio y cómodo sofá color beige. Él no dejaba de mirar hacia la ventana, lo que nos generó intriga e hizo que nos pusiéramos de pie y mirar junto a él. Se trataba de varios helicópteros que habían arribado debido a la llegada del presidente Iván Duque a la ciudad. Ese momento, nos ayudó a entrar en un ambiente más sociable, en el que hicimos comentarios acerca de cómo lucían las naves aéreas.

Entre risas y bromas, nos acomodamos nuevamente en el sofá para dar inicio a la entrevista. Él lucía un algo ansioso, su pierna izquierda no dejaba de moverse, así que decidimos conversar un poco acerca del torneo de fútbol de Inter facultades de la universidad, eso liberó la tensión que nos rodeaba.

Con espontaneidad y confianza, nos habló de cómo empezó su gusto por la música.
Contaba que cuando tenía entre tres y cuatro años le gustaba mucho las canciones del cantante Carlos Vives. Se disfrazaba y hasta bailaba con un caballito de madera la canción más sonada en ese entonces del cantante: Caballito. Ese momento fue jocoso, pues cambió el título de la canción, ya no era caballito sino El burrito. Seguidamente, dijo: “bueno, ya más grande, cuando tenía entre ocho y diez años, estábamos en clase de música. El profesor puso a cantar a la gente, yo nunca en mi vida había cantado y en ese momento canté. A él como que le gustó y después de eso comencé a darme cuenta de que tenía talento y empecé hacerlo de una manera más constante. Hoy lo veo como mi proyecto de vida”.

Al finalizar las palabras, un ruido llamativo aturdió nuestros oídos, provenía de los helicópteros. Estaban a punto de despegar. Hecho que nos hizo detener la entrevista por unos minutos. En ese tiempo, veíamos cómo abordaban los helicópteros los miembros del gobierno de nuestro país. Pasados quince minutos, las aeronaves despegaron, lo que nos permitió continuar con la entrevista.

Decidimos preguntarle sobre su participación en eventos escolares. Con una mirada fija en un adorno navideño que había tomado de la mesa de centro de la sala, buscaba en el baúl de los recuerdos… “sí, claro. Llegué a representar al colegio en varias ocasiones. En la institución, había concursos en los que me inscribía, podía participar y en los que me iba muy bien. También participé aquí en Barranquilla, en los concursos locales que me sirvieron de mucho, entre esos estaba: Quillacanta, en el que quedé como semifinalista; Operación talento, en ese llegué a la final y en Talento joven, en el que también quedé como semifinalista”.

Nuestras miradas se desviaron hacia la puerta. Iba entrando un niño con un atuendo deportivo. Por su cara bajaban gotas de sudor como muestra de agotamiento. Pero, aún así, seguía rebotando su balón de baloncesto intensamente. Se trababa de su hermano menor.

Los minutos de distracción fueron pocos, pues inmediatamente le preguntamos cuál era su género musical favorito, a lo que argumentó con seguridad y con sus dedos entrelazados: “Desde pequeño, me gustaba lo que tenía que ver con Carlos Vives, lo tropipop. Pero, realmente, a medida que fui creciendo, me fue apasionando, lo que son las baladas, el género romántico. De hecho, mi mayor influencia, tanto en lo que me gusta cantar, como en muchos conceptos que he aprendido es por baladistas como: Noel Schajris, Luis Fonsi, David Visbal y Pablo Alborán. Aunque viendo bien, en la parte comercial, hay que también pensar un poco en eso. Mi género favorito es la balada, lo romántico. Pero hablando de lo que me quiero dedicar, sería un poco más Pop urbano, el pop un poco más moderno”.
A pesar de que un ventilador mitigaba el calor desbordante de aquella tarde, la sed no se hizo esperar, lo que conllevo a que le pidiéramos gentilmente a Juan David un refrescante vaso con agua. Posteriormente, indagamos acerca de cuál consideraba su mayor fortaleza.  Sin dudar y con mucha convicción, aseguró: “Mi mayor fortaleza es la identidad, más que el talento y el dinero que haya en medio. Por muchas cosas que uno haga, pienso que la identidad es lo que te diferencia del resto. Si tienes algo diferente a todos, muy seguramente, habrá alguien que vea eso y apostará por ti. Cuando haces las cosas bien, de buena gana, con dedicación y tienes ese plus de no ser igual al resto, pienso que eso es un buen inicio”.

Entusiasmado, nos cuenta que trabaja en su primer sencillo musical que lanzará próximamente.

Las brisas tomaban fuerza al llegar la noche. El calor poco a poco iba desapareciendo. El ambiente estaba tranquilo. El sonido de un celular que al parecer recibía una llamada interrumpía la recta final de la entrevista, era el de Lobelo. Alguien lo esperaba para salir. Pese a eso, nos miramos y decidimos preguntarle sin más ni menos que cómo se visiona dentro de cinco años. En sus ojos claros se reflejaba la ilusión de cumplir su gran sueño y con certeza afirmó: “Bueno, dentro de cinco años me visualizo estando dentro de la gente importante de la música. Para eso sé que debo trabajar muy duro, tengo que estudiar. Y también sé, que, con disciplina, con perseverancia, y creyendo en lo que uno tiene, se puede llegar muy lejos. Primero que todo, hasta donde Dios me quiera llevar, y luego hacer todo lo posible para llegar lo más lejos que pueda”.

No nos despedimos sin antes agradecer por el tiempo brindado. Él nos hizo saber que siempre seriamos bienvenidos.

Carisma, humildad, alegría, entusiasmo, positivismo, entre otras cualidades, son las que hacen de Juan David una gran persona.

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