Por: María Alejandra
Rocha - Karina Santander
La hora acordada para
nuestra cita de la entrevista fue planeada para las 9:00am, pero nosotras
llegamos una hora antes para verlo competir. Ver como corría, admirarlo y
detallar como en cada zancada que daba se le notaba todo el trabajo, sacrificio
y dedicación que le ha puesto a este gran mundo del atletismo.
En las graderías del
estadio de atletismo Rafael Cotes,
solo se escuchaba al público gritar su apellido, lo aclamaban. Era totalmente
sorprenderte ver como este chico de tan solo 17 años de edad, volvía loco a
muchas niñas que se encontraban en el lugar.
La competencia en la
que ‘Saltarín’ participaba, era la
final nacional de los juegos Supérate Intercolegiados, esto quiere decir, que
habían atletas de todo el país; y en medio de todo esto, nos llaman bastante la
atención algunos deportistas, en especial los de Bogotá, Cundinamarca, Boyacá y
hasta algunos de Valle y Antioquia, que en su cara solo reflejaban
desesperación y por su cuello solo corrían gotas de sudor, tanto así, que hubo
personas desmayadas, pero a pesar de todo esto, es increíble observar como el
deporte motiva a todo tipo de personas.
Niños desde los 15años
participando en un deporte tan extremo como lo es el atletismo. Ver estos niños
participar en estas justas es realmente gratificante, pero más gratificante es
ver la cara de estos jóvenes cuando se les recompensa su esfuerzo, la cara de
felicidad que reflejan sus amigos y familiares, que los apoyan en cada
competencia en la que participan, no tiene comparación.
Saltarín cruzo la meta,
culminó la carrera de los 100m planos, logrando su primer objetivo que era
clasificar a la final que se disputaría en las horas de la tarde (6:20pm).
Bajamos las gradas para
saludarlo, en su rostro solo había una gran sonrisa que le llegaba de oreja a
oreja, nos saluda muy amablemente y nos dice una manera muy chistosa: “¿qué tal
me vieron ahí?”, a lo que mi compañera responde “Excelente ‘Saltarín’”, él nos
brinda un gran abrazo como si nos conociera de toda la vida y dice: “Ahora
vengo, iré a soltar porque compito en la tarde”, se aleja lentamente y se
dirige a la pista de asfalto que estaba cerca, para estirar un poco y soltar
las cargas de la carrera.
Al terminar su
estiramiento, regresa al lugar donde estábamos ubicadas, se sienta en medio de
nosotras dos y empieza a charlar con nosotras. Le preguntamos sobre qué tal la
experiencia en la competencia que había tenido el fin de semana en la ciudad de
Santiago de Chile y él nos responde: “Es una experiencia que jamás olvidare en
mi vida, representar a mi país es lo más maravilloso que me ha pasado, en este
sudamericano quedé en 2do puesto, superado por un argentino, pero la verdad me
sentí demasiado bien. Tuve el privilegio de conocer al grandísimo Trayvon
Bromell, que fue el primer atleta de categoría juvenil en bajar de los 10s en
100 metros planos”.
Le preguntamos sobre
qué tal sus entrenamientos para esta etapa de competencias, a lo que él
responde “Con mi entrenador hemos venido trabajando mucho en la técnica,
estamos haciendo un trabajo muy específico y bastante duro, esperemos que todo
este sacrificio se vea reflejado en la final”. Al decir estas palabras notamos
que los ojos de ‘Saltarín’ son bastante expresivos, los ojos de él brillaban al
hablar de esto, se le notaban esas ansias de querer salir a correr esa final y
devorarse la pista.
Saltarín abre su
maletín, saca una botella de agua un poco congelada, nos ofrece un poco y dice:
“Uff! que calor está haciendo”, llega un amigo de la delegación de Bolívar, lo
saluda y nos saluda a nosotras, y este dice “Como lo persigue la fama” y se
ríe. Él después de esto no paraba de reírse.
Le preguntamos acerca
de su motivación. Él levanta un poco su rostro, mira delicadamente la pista y
nos responde: “Sin duda alguna mi familia, ellos lo son todo para mí, han
estado apoyándome desde siempre y quiero darles lo mejor”. En ese momento solo
se le reflejaba humildad. Dice: “desde que inicié en todo esto, se me han
abierto muchísimas puertas, con el favor de Dios vamos a conseguir mucho más”.
Saltarín se pone de pie
y empieza a apoyar a un compañero que se encuentra en competencia, lo anima y
grita su nombre, luego de esto, nuevamente se sienta en medio de nosotras y
dice: “Yo quiero dejar el nombre de mi país muy en alto, quiero ser un
deportista reconocido, pero con esto no me estoy refiriendo a fama; sino más
bien, como un excelente deportista y que me vean como un ejemplo a seguir”.
Le preguntamos acerca de
sus aspiraciones a futuro, y él respondió: “pues, la verdad como todo
deportista sueño son ir a mundiales y a unos juegos Olímpicos, junto con mi
entrenador y compañeros estamos haciendo las cosas bien, así que esperemos que
con el todo el trabajo que hemos venido realizando, las cosas se den. Iremos
con pasos lentos pero seguros”.
Nuevamente Saltarín se
levanta, pero esta vez a atender una llamada, que era precisamente de su
entrenador, baja la gradería y le cuenta como le fue y como se sintió en la
carrera. Nosotras aprovechamos ese momento para observarlo detalladamente, en
lo que descubrimos que sus rasgos no eran muy peculiares con respecto a su
color de piel, su cabello crespo con un brillo fascinante, su rostro bastante
fileño, nariz delgada y labios muy finos, esto era bastante llamativo. Él al
terminar de hablar con su entrenador nos dice en medio de esa sonrisa que lo
caracteriza “siempre se quedan sorprendidos con eso, cuando voy a una
competencia nacional, y por mi look, muchos creen que soy del exterior, me ha
pasado un par de veces que me confunden y creen que soy corredor de Jamaica”.
Queríamos saber un poco
más con respecto al reconocimiento que le dio la federación colombiana de
atletismo como atleta revelación y él dijo: “estoy muy sorprendido la verdad.
Dios es grande, cuando me nombran como revelación de la velocidad en Colombia,
luego de estar posicionado entre los 3 mejores velocistas de todo el país (en
su categoría), me quedé sin palabras, eso quiere decir que la decisión que tomé
estuvo muy bien, mi entrenador supo cómo sobrellevarme y escogió lo correcto
para mí”.
Mi compañera le
pregunta: ¿cuándo hablas de tomar una decisión a qué te estas refiriendo
precisamente? Saltarín respondió: “Es que antes yo no corría esta prueba, me
estaba dedicando a correr 100 metros con vallas y 400 metros con vallas, él
notó que lo mío no eran como tal las vallas; sino la velocidad, y así fue, los
resultados hablan por sí solos”.
Por último, le preguntamos
acerca de su carrera y él nos comenta que se sintió bastante bien, y esperaba
que esas sensaciones se vieran de igual forma en la final, “salí duro los
primero 30m, luego de ahí si empecé a rotar y llegué bastante cómodo,
claramente guardándome para la final, yo salí por la clasificación y así se
fue. Esperar la final a ver cómo nos va”
“Al principio si estaba
bastante asustado, ya que como les dije anteriormente, el fin de semana estaba
compitiendo en un sudamericano y si de vaina me dio tiempo para unirme con la
delegación para esta competencia. Llegué como a las 12 de la noche, luego de un
viaje como de 10h porque el vuelo se retrasó, es muy duro, pero no hay excusas,
vamos con toda”, exclamó.
Luego de conversar un
rato, mi compañera y yo quedamos sorprendidas en la personalidad de Saltarín,
es una persona de admirar totalmente, nuevamente repetimos que en el solo se
refleja humildad, un joven que ha demostrado tener mucha berraquera (coraje), y
que siempre mostró sencillez.
Agradecemos de una
manera muy dulce la atención que nos prestó, y por haber sacado un poco de su
tiempo para atendernos, ya que nosotras entendíamos que él debía de estar en
concentración y él nos responde: “Claro que no, para mí no es ninguna molestia,
yo estoy totalmente agradecido con ustedes por querer entrevistarme a mí” y
sonríe.
Al despedirse de
nosotras nos brindó un abrazo muy fuerte que se sentía desde lo más profundo,
nos dio un beso en la mejilla, se retiró muy lentamente y poco a poco se fue
acercando al grupo de compañeros que lo estaban esperando en la parte superior
de la gradería.
Lo recibieron con un
gran aplauso y a medida que va caminando es saludado por varias personas, y
vaya que fueron varias.