Por: Melissa Guerra |
El
día más caluroso de la semana, tenía una cita con el señor Romualdo Brito, a
eso de las 5 pm, en el hotel Howard Johnson. Sin esperarla, me entró una
llamada de su hijo, dos horas antes del encuentro, a decirme que pasaría por mí
en media hora para llevarme al hotel. Al llegar, me encuentro con una reunión
en la que estaba el señor Brito, por lo que me tocó esperar, con sus hijos,
hasta las 7 pm, en el área de piscina. Afortunadamente, al caer la tarde, el
calor le dio paso a la deliciosa brisa que refrescó la ciudad barranquillera.
Acabada
la reunión, me acerqué donde el señor Romualdo, y pude notarcierta timidez
hacia mí, lo cual me pareció curioso, porque sé que es una persona abierta, y,
por supuesto, para nada penosa. Él, compositor colombiano, que tiene 41 años de
estar haciendo canciones y trabajando por el folclor. Un hombre alto, cabello
corto ygris, debido a la invasión de canas, de apacible semblante, vestido con
ropa casual, una camiseta amarilla que resaltaba el color moreno de su piel y el
tono café oscuro de sus grandes ojos.
Con un poco de esfuerzo al hablar, me dice que nos sentemos en unas
sillas frente la piscina para comenzar la entrevista.
Al hablarme de cómo fueron los inicios de su carrera, me comenta
que a los 9 años cantaba rancheras, y que ese era su género favorito. “Me
fascinó la influencia de la música mexicana en La Guajira. Prácticamente, era
lo primero que se escuchaba, tanto en radio, como en sitios”. A los 16 años
comienza a inclinarse un poco por el vallenato.
Como
intérprete, Romualdo Brito grabó 18 veces.
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Todos en su familia, tanto de parte de padre, como de
madre, son músicos, y a él era el único que no le gustaba el vallenato. “Pero
después, en una parranda con mi papá, una parranda histórica, porque fue la primera
vez que hice una canción. Las monté con un músico muy reconocido, el Negro
Martínez, y se las canté a Luis Enrique Martínez, a Leandro Díaz, a mi mamá,
que estaba de cumpleaños, a todos en la reunión les gustó”. Al mes de haberlas
hecho, le grabó tres de esas canciones, el maestro Lisandro Mesa. “Después de
eso todo el mundo me pedía música y yo
no tenía. Empecé a componerle a todo, ni siquiera a cosas que me pasaran a mí,
sino, más bien, a mis compañeros del colegio, yo estaba en cuarto de
bachillerato, y me fue como entusiasmando la idea y me enamoré de eso”.
La
conversación, a medida que pasaba el tiempo, se volvía amena, y la timidez que
tenía el señor Brito, desapareció por completo. Una de las cosas que comentó el
compositor, fue que él le compone a todo, no necesita vivir cierta situación
para hacer una canción, incluso, cree que todos los compositores son así, se
mienten a ellos mismos y a los demás, haciéndoles creer que eso les pasa a
ellos. “Todo lo que me rodea es motivo para hacer una canción; injusticias
sociales, el diario acontecer, a todo se le puede componer, no necesariamente
tiene que ser que le pase a uno”.
Romualdo
Brito es llamado también, el papá de más de mil canciones, ya que, a lo largo
de su carrera, le han grabado más de 1.400 canciones. Con la ternura reflejada
en sus ojos y en su forma de hablar, me dice su canción favorita, entre tantas,
de su amplio repertorio. “La canción que yo más amo de todas mis canciones se
llama Lo más lindo del mundo, yo se la hice a mis viejos, es la mamá de mis
canciones”. Con sus palabras y la expresión en sus ojos, me contagió su
ternura.
Con
tantas canciones ya compuestas, existen varias que el compositor prefiere no
haberlas hecho nunca, como, por ejemplo, El santo cachón. Aunque fue éxito,
hiere, ofende un poco y se burla del dolor ajeno. Él hubiera preferido que otra
de sus creaciones hubiera tenido el éxito que tuvo ésta.
- ¿Qué
siente al ver el éxito de sus composiciones?
- Al principio, uno es inconsciente, no sé si
es por la juventud o por la poca experiencia, y la verdad es que al principio
yo me sentía muy orgulloso, me emocionaba mucho, ya ahora no tanto; ahora me
fijo si está bien interpretada, más bien me dedico a analizar la canción para
que la gente no me vaya a criticar.
Su
celular timbraba y timbraba, es un hombre muy solicitado, llegaron a hacerle,
aproximadamente, 12 llamadas y varios mensajes. No le quedó otra opción más que
apagar el celular. Apenado, me dice, “no te preocupes, ya no habrá más
interrupciones”.
Actualmente, el
compositor tiene más de 600 canciones sin grabar.
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Al
continuar la entrevista, el ilustre maestro me mencionaba a varios de los
cantantes que le han grabado canciones, entre esos, Rafael Orozco y Adaníes
Díaz, los dos ya fallecidos; afirmó que eran los que mejor interpretaban sus
canciones. Sin embargo, le agradece a todos los demás intérpretes, porque sabe
que tratan de hacer las cosas lo mejor posible. Comentaba también que le ha ido
muy bien con Jorge Oñate, Poncho Zuleta, Beto Zabaleta, Diomedes Díaz, entre
otros.
De
manera jocosa, dijo que él es amigo de todos, pero que todos no son amigos de
él. “Es que yo soy un tipo difícil, soy muy de mala ley”. En ese, momento
ninguno de los dos pudo aguantar la risa, ahí ya nos sentíamos en confianza.
- ¿Y
por qué de mala ley?
- Porque a veces soy directo, digo cosas, aunque
después me arrepienta de haberlas dicho, pero se las digo. Si hacen algo en una
canción mía que no me gusta, yo le digo “¿compadre por qué hizo eso?”, pero yo
sé que si se equivocó en algo de la canción, no fue voluntario, fue porque de
pronto se le pasó, y a veces por eso se recienten, pero, esos son gajes del
oficio, pasa el tiempo y después estamos bien.
Pasaba el tiempo y yo
me dejaba cautivar por las anécdotas que me contaba, decía que él vivía con
melodías en la cabeza. “Yo recuerdo cuando tenía problemas amorosos, me
inventaba personajes de mujeres que me querían mucho, aunque no me quisiera
nadie, para no cantarle a la tristeza, porque eso nunca me ha gustado. Alfredo Gutiérrez
me grabó una canción que se llama La mujer que yo inventé, porque a esa mujer
yo la inventé”.
Volvieron a
interrumpirnos, y esta vez fue un mesero llevándonos unas gaseosas para
refrescar. Fue muy oportuno.
- ¿Cuál
ha sido el momento o el acontecimiento que más lo ha marcado a lo largo de su
carrera como compositor?
- Hubo una situación triste, cuando me enfermé
de la voz y no pude volver a cantar. Quedé sin amigos, todo el mundo me olvidó,
quedé prácticamente solo. Fue un momento muy frustrante, porque yo me regalaba
tanto en ayudar a todo el mundo, y cuando me tocó a mí, el único que me ayudó
fue Dios y mi esposa Indira. Es muy berraco todo, pero también de los errores
se aprende, para más adelante saber quiénes son los amigos que debe tener.
Al
contarme esto, la tristeza se apoderó de su mirada.
Romualdo Britodice que "antes, ser compositor era
algo importante,
te veían como si Dios te hubiera dado una virtud más.
Ahora, cualquiera
es autor en Colombia”.
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- ¿Tiene
planes a futuro en el ámbito musical?
- Estamos celebrando mis 40 años de vida
musical. Hay un proyecto para grabar 18 canciones mías, nueve clásicos y nueve
inéditas. Ya hemos invitado a los cantantes vallenatos, a algunos de otros
estilos para mostrar todas las facetas mías como compositor. Ojalá que el
proyecto, de aquí a octubre esté listo, para dejarlo como un recuerdo de estos
40 años dedicados a la música.
Para el maestro Romualdo Brito, lo que más le
gusta de ser compositor son las amistades, las relaciones, la alegría, pero
sobre todo, el cariño de la gente, eso no hay con qué pagarlo. Y bien dice él,
“yo nunca dejaré de componer, jamás, eso se muere conmigo”. Así seguirá el
maestro, deleitándonos con sus hermosas letras hechas canción, inspirado en sus
musas,alejándonos un poco de nuestras preocupaciones, y envolviéndonos en un
mundo de melodías.
“EL QUE SE METE EN LA COMPOSICIÓN, MUERE COMPOSITOR”: BRITO
ResponderEliminarEsta entrevista particularmente, me parece interesante, porque muestra de manera ingeniosa, creativa, y dinámica la vida y obra artística del compositor colombiano Romualdo Brito, mediante la narración de los sucesos que recrean la imaginación del lector, trasmitiéndolo al contexto en el que se desarrolló este trabajo periodístico.
A pesar de algunos errores ortográficos, me mantengo firme en mi postura, considerando que la capacidad de redacción de la autora refleja la elocuencia que la caracteriza, sumergiéndonos en la historia a medida que comenzamos en la lectura, porque los argumentos que contiene se convierten en aportes atractivos que sin duda capta la atención de los espectadores.
Asimismo, considero que es fundamental la forma en la que la autora cuenta de manera detallada, precisa, y verificable, las memorias, vivencias, y datos del entrevistado, porque son elementos que identifican al periodismo, y que permite una mejor interpretación porque remite al contexto en el que se realizó, mostrando además una particularidad ya que contiene elementos homogéneos que regulan la capacidad de comprensión.