“Mi pasión es el fútbol”: Giovanni Hernández

Por: Kimberly Escobar.

Un ejército  invencible de mosquitos atacaba a los visitantes al entrenamiento del  junior, mientras que el capitán y  número 10, Giovanni Hernández, como si estuviera blindado a sus ataques aéreos, entrenaba con juicio y pensando en su próximo  partido; después de una hora de entrenamiento arduo, los jugadores ingresaron a los camerinos y, transcurridos veinte minutos,  fueron saliendo al encuentro de un grupo de periodistas que no dudaron ni un segundo en preguntarles acerca de  las expectativas que tienen y cualquier tipo de información que pudieran conseguir sobre la formación del partido con Pasto.

Después de una larga espera, un hombre de color oscuro se dirige hacia mi y me informa que Hernández me estaba esperando en la casita donde, después de cada práctica, los jugadores se encuentran para refrescarse; al acercarme, vi un hombre alto, delgado, con el cabello desarreglado  y la camisa sucia. En su cara reflejaba cansancio, pero nada de eso opacó su buena actitud, recibiéndome con una sonrisa, un fuerte apretón de manos y  ofreciéndome disculpas por hacerme esperar.

Pasado unos segundos, nos sentamos, y le dijo a Panchita (la señora encargada de la casita) que nos regalara algo de tomar;  en lo que esperábamos que Panchita volviera, entramos en materia. Él rompió el hielo hablando de sus inicios en este campo, expresando, con su voz calmada y su combinación de acentos, que no había sido nada fácil llegar a ser quien es hoy, “Giovanni Hernández”, pero que esa es su pasión, el fútbol. Recordó que empezó  en Cali, su ciudad natal, en un barrio muy pobre. Jugó en el Once Caldas, de Manizales, donde descrestó con su forma de jugar y lo bautizaron como el "niño del millón de dólares" porque esa era el precio que pedían por su pase.  Ha jugado en otros equipos, como Medellín, Deportivo Cali, Colón (de Argentina), Colo Colo (de Chile) y, ahora, en el Junior, donde ha conseguido dos campeonatos.

Su mirada cambió y, con una gran sonrisa, dijo “mis dos hijos son el motor de mi vida. Por ellos soy lo que soy hoy en día”. Su familia ha estado en su proceso de formación y asegura que, siempre que está descansando, aprovecha al máximo el tiempo con ellos, ya que la mayoría del tiempo se encuentra entrenando duro con su equipo para sacarlo adelante.

Le da gracias a Dios por ponerlo en el lugar que se encuentra y a las personas que han creído en él, su tono de voz va subiendo a medida que habla de la hinchada que, en las calles, restaurantes, centros comerciales, le demuestran su apoyo.

La charla se estaba alargando y se tornaba muy interesante pero los mosquitos seguían haciendo de las suyas y ahora sí estaban causando estragos, además que se le veía cansado.

Le di las gracias por la entrevista brindada y le desee éxitos en lo que queda de su carrera.