“AQUÍ NO TENGO CASA, NO TENGO CARRO, PERO SOY FELIZ”: JUAN ANTONIO SANCHEZ

Por LEIDYS DAYANNA RIOS LOPEZ y JENNIFER AYLIN VASQUEZ CARO

A las 12 del medio día, nos acercamos a Baruj un centro de copiado y diseño gráfico; en otras palabras, un lugar en donde se sacan fotocopias, se imprimen documentos y se diseñan diferentes tipos de publicidad.  Este local está ubicado frente a la Universidad Autónoma del Caribe. Allí se encontraba el señor Juan Antonio Sánchez, un español que llegó a Colombia por el amor que siente por su esposa. El lugar se encontraba completamente lleno, no había espacio para entrar allí y tampoco conseguimos la atención de este español; por esta razón, nos dispusimos a sentarnos en unas sillas verdes que estaban ubicadas fuera del sitio a esperar que la gente se fuera. Se hicieron las 12:30, el hambre y calor empezaron a atacar brutalmente, desesperadas por realizar rápidamente nuestro trabajo, nos acercamos al señor Juan Antonio, quien se encontraba sacando unas fotocopias y a la vez imprimiendo unos documentos, con la mirada puesta en la impresora, con un tono amable, y a la vez agotado, nos dijo, “por favor vengan a las 2 de la tarde y las atiendo con mucho gusto”.

En un restaurante de esta misma zona, llegamos para almorzar y esperar que se hicieran las 2 de la tarde. Cuando llegó la hora, regresamos a Baruj, pero Juan Antonio estaba sentado con una mujer rubia almorzando al lado de su local, en una tienda llamada La Holandesa, muy conocida entre los habitantes de este sector, nuevamente tuvimos que sentarnos en esas incomodas sillas verdes a esperar que terminaran su almuerzo. A eso de las 2:30, el español se nos acerca con una gran sonrisa diciendo “Ahora si podemos hablar, pregunten todo lo que quieran”.

Juan Antonio Sánchez Estribados nació hace 40 años en Salamanca, capital de la provincia de Salamanca en España, considerada como una de las ciudades más ricas de ese país. Mi compañera y yo le dijimos que jamás habíamos escuchado sobre esa ciudad y con una voz seria nos dijo “busquen en internet, eso es súper caro, eso es prohibitivo”. Mientras estaba sentado respondiendo nuestras preguntas, miraba a todo el que pasaba por ese sitio, ninguno se le escapaba. Juan Antonio llegó a Barranquilla el 4 de enero de este año junto a su esposa Claudia y su hija de 3 años Claudia Lucia, exclamó con orgullo “Mi hija nació el mismo día que España ganó el mundial”. Su esposa Claudia, la mujer rubia que lo acompañaba durante el almuerzo, es barranquillera y se conocieron en Salamanca hace 9 años. Entre risas, comentó “llevamos 4 años viviendo en el pecado y 4 años de casados”. Notamos que ella estaba atendiendo el negocio también, lo que nos llevó a preguntarle, ¿su esposa trabaja aquí? “Sí, es que en el momento está desempleada” y ¿Quién más le ayuda? “dos diseñadores gráficos y yo somos los que atendemos”.

Juan Antonio es Contador Público y Administrador de Empresas, graduado de la Universidad de Salamanca, llevaba 21 años trabajando en una fábrica de embutidos, se dedicada a medir obras, presupuestarlas, certificarlas, llevar el control de costos, pagar a los empleados, era la persona de confianza del gerente. “Fue muy duro para mí dejar ese trabajo, imagínate fueron 21 años”. Cada vez se ponía más interesante su historia, nuestra atención era solo para él, mientras que la de él era para todas las personas que pasaban a nuestro alrededor, su mirada era 85% para los demás y un 15% para nosotras. Este español dejó su país porque para su esposa el frio le daba muy duro “-13 grados en algunas épocas del año”, y, además de eso, se le acabó el contrato que tenía con una clínica de riesgos laborales y no había expectativas de trabajo “Yo decía que nunca me venía a vivir para acá y mira, aquí estoy”, dijo entre risas.

Juan Antonio y su familia llegaron a Colombia el 16 de diciembre de 2012, dieron un tour por Medellín, Eje cafetero y Santa Marta a pasar fin de año; luego, llegaron a Barranquilla y se quedaron en el Hotel Estelar durante 15 días. “Cómo te arriendan una vivienda cuando no tienes ingresos”, fue muy difícil pero luego encontraron casa. “Me levantaba tarde, no tenía nada qué hacer, sentí que no servía para nada y ahí fue cuando decidí montar esto, y ha sido como lo dice su nombre, Baruj, bendecido por Dios”.

“¿Qué más?”, con su acento español, saludó a alguien que pasó. Baruj, este local lleva 5 meses funcionando, le ha ido muy bien y actualmente tienen toda la contratación de la publicidad del Centro Comercial Único. “La gente aquí maravillosa, no sé si es con los españoles, pero conmigo son súper”. Comentó que en España la gente es muy racista no solo por el color de piel, sino por la nacionalidad, los españoles han sido inmigrantes de toda la vida, “hemos salido a buscar el futuro y que sean racistas con la gente eso está mal”.

¿Qué tanto mira a la gente?, esa pregunta pasaba por nuestras cabezas todo el tiempo de la entrevista. Actualmente, su vivienda está ubicada por el Colegio El Prado, cerca del zoológico, “quisiera vivir por acá arriba para atender mejor a la clientela, pero mi esposa tuvo que viajar a España y un viaje de esos en total son 7 millones de pesos”.

Mientras tomaba agua de una botella que no se veía muy fresca, nos contó cómo ha sido su vida de desde que empezó a trabajar. Desde hace 5 meses, se levanta a las 6 de la mañana, de lunes a domingo “no he parado ningún día”, dijo. Para él los mejores días son los domingos por que la gente ya sabe dónde están los sitios que están abiertos los domingos. La gente antes le decía que debía tener cuidado, porque cuando los estudiantes salen de vacaciones no hay trabajo, pero él cuenta que no le ha pasado todavía porque tiene contratos con empresas y, sobre todo, con correo electrónico, “oye tenme esto impreso”, así le escriben sus clientes. “Como verás, mi local es pequeño y esa es una buena forma de trabajar, vamos a ver qué pasa ahora en diciembre”, dijo.

Desde el inicio de la entrevista, teníamos curiosidad sobre un tema, pero nos interrumpió las tres veces que se intentó preguntar, hasta que se pudo hacer. No es nada nuevo saber que gran cantidad de latinos viajan a Europa, más específicamente a España en busca de oportunidades…sin dejar terminar la pregunta, respondió que eso era antes cuando las cosas estaban mejor en Europa, “tú vas allá y dices donde está la pobreza del país, no hay pobreza, no hay crisis, porque aquí la gente es pobre y es feliz, el aparta coches es feliz, es sonriente, pero en cambio allá una persona si no puede tener el último celular que salió ya se siente miserable, triste y amargado”. En medio de este tema, sin ninguna señal de tristeza, más bien de felicidad en su rostro dijo “Yo, en Salamanca, tenía todo, casa, dos carros, un Audi y un Volkswagen y vivía triste, pero aquí no tengo casa, no tengo carro y vivo feliz”.

Juan Antonio está agradecido con Barranquilla, dice que de todos los sitios como Medellín, Cali, Santa Marta, “me quedo con Barranquilla”. Le gusta la gente y la ciudad, esto se nota en cómo mira a la gente cuando pasa, sonriente cada día saluda al que vende minutos, al que cuida los carros y al mendigo que pasa siempre por ahí. Dice que lo único que no le gusta de aquí son los árabes, porque piensa que ellos llegan a la ciudad pensando solo en hacerse más ricos y que los demás sean cada vez más pobres.

El clima no estuvo tan caluroso, y si lo estuvo no lo sentimos de lo interesante que nos pareció todo lo que contó este español, nos levantamos de las sillas y entramos al local en donde su esposa nos recibió con una sonrisa, le sonreímos de igual forma y nos dispusimos a irnos del lugar, no sin antes leer el proverbios que tenía escrito en la pared de su local.