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viernes, 8 de noviembre de 2013

“Los obstáculos son para vencerlos, no para que nos destruyan ellos a nosotros”: Rodrigo Martínez Rodríguez

KAREN GÓMEZ GALLARDO y 
VANESSA MARTÍNEZ CASTILLA

Bajo el abrasante sol y el estremecedor calor que azota a la ciudad de Barranquilla, tuvimos una cita en la cancha del barrio El Porvenir de Soledad con Rodrigo Martínez Rodríguez a eso de las 2 p.m., hora en la que el señor Rodrigo deja de lado el deporte y el ejercicio para dedicarse a sus labores como profesional.


Días antes en los que se acordó la cita, tuvimos la leve impresión de que nuestro entrevistado sería una persona un poco distante y de pocas palabras, puesto que, al atendernos, la llamada telefónica fue demasiado cortante, como si quisiera concluir rápido el asunto. Por eso, al llegar al sitio acordado, la preocupación nos invadía un poco porque no estábamos seguras de cómo se desarrollaría.

Sin embargo, esa preocupación se desvaneció más rápido de lo que esperábamos porque, al preguntarle a unos señores que estaban sentados en la gradería de la cancha por el señor Rodrigo Martínez, un hombre alto, moreno, con tacos desamarrados y uniforme un poco sudado, que denotaban que ya había jugado su partido, se levantó entre ellos y con una gran sonrisa nos dio la bienvenida. “Buenas tardes señoritas, mucho gusto. Yo soy Rodrigo Martínez, si me regalan un segundo y me arreglo un poco para atenderlas como debe ser.”

Mientras lo esperábamos, nos ubicamos debajo de un árbol que daba una gran sombra para podernos refrescar, porque el calor era bastante intenso. Al cabo de un rato, el señor Rodrigo llegó con dos gaseosas en la mano y nos las ofreció. Una vez se ubicó con nosotras, nos pidió que iniciáramos la entrevista, porque quizá más tarde lo podían llamar del Concejo de Soledad para ir  a una reunión.

Como si tuviese idea de lo que le íbamos a preguntar, comenzó hablándonos de la época en la que tan solo era un pequeño que soñaba con algún día, ser un profesional. “Todos los niños en algún momento dijimos: Cuando sea grande quiero ser policía o bombero, pero yo me inclinaba era por ser abogado. Por allá muy lejos, en alguna instancia, quise ser comunicador social, pues animaba las semanas culturales, los eventos del colegio, pero, fundamentalmente, estaba enfocado en que tenía que ser derecho”.

Tanta era la ilusión de ser abogado que después de terminar su bachillerato, se inscribió en la Universidad de Antioquia; sin embargo, después de presentar el examen, no fue aceptado. “Me sentí algo triste con esta situación, pero nunca desistí de mi sueño. Los obstáculos son para vencerlos, no para que nos destruyan ellos a nosotros”.

A medida que transcurría el tiempo, como quien le cuenta sus más íntimas vivencias a sus amistades, el señor Rodrigo parecía ser un amigo más de nosotras. Algo que nos conmovió mucho y que resultó ser una anécdota muy curiosa fue que cuando el señor Rodrigo era un niño, vivía en una casa que cuando llovía se inundaba por el crecimiento del arroyo San Rafael y al ver la angustia de su abuela, él siempre trataba de calmarla. “Yo sufría mucho al ver a mi abuela preocupada por nuestro bienestar. Yo le decía, tranquila mamá Julia que cuando sea alcalde canalizo el arroyo pero, por supuesto, a esa edad no tenía ni idea de lo que debía hacer un alcalde”.

Al contarnos esto, en su rostro fue fácil notar cierta nostalgia y tristeza al recordar esos momentos tan difíciles que tuvo que afrontar en su niñez. Sin embargo, después de dejar de lado la melancolía, nos contó que le ofrecieron ser candidato a la Alcaldía de Soledad. “Un grupo de muchachos del entonces Alianza Democrática M-19 como consecuencia de ganar el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, me ofrecieron el ser candidato para la Alcaldía. Yo acepté y gané, así que aprovechando este puesto, lo primero que hice fue canalizar el arroyo”.

En sus ojos y gestos, se observaba cierto orgullo por haber cumplido con esa promesa que llevaba guardada en su corazón desde que se lo había prometido a su abuela. La entrevista llevaba alrededor de 45 minutos y, aunque el día había estado caliente, a las 3 p.m. la intensidad había disminuido y entre risas y comentarios, el señor Rodrigo nos dijo que se sentía a gusto de que lo hubiésemos tenido en cuenta para la entrevista.

A lo largo de nuestra conversación, se describió como una persona perseverante y luchadora, y nos resaltó mucho que aunque deseaba estudiar, la economía en su familia no era la mejor, pero nunca desistió de su deseo. Por eso, cuando se le presentó la oportunidad de estudiar Comunicación Social – Periodismo en la Universidad Autónoma del Caribe, no lo dudó ni un segundo. Sin embargo, tenía claro que su meta era hacerse especialista en las leyes. “Yo termino la Alcaldía en diciembre de 1994 y en enero de 1995 entré en compañía de mi esposa a estudiar Derecho, de hecho, fue ella quien me impulsó e inscribió en la carrera”.

En su carrera política, se ha desempeñado como Alcalde de Soledad, Diputado del Departamento del Atlántico, miembro de la Junta Directiva del Área Metropolitana de Barranquilla y miembro del Comité de Crédito de FINDETER. Actualmente, se desempeña como Concejal del Municipio de Soledad, mostrando cierta alegría porque se está dedicando a lo que siempre le ha gustado.

Rodrigo Martínez Rodríguez, es un hombre de fe y siempre tiene presente al Dios de los Cielos. “Le agradezco a Dios por haberme permitido cristalizar mis sueños. Yo nunca me propuse ser político, pero fue Él quien quiso que yo fuese elegido como alcalde en una elección popular. Es Él quien abre los caminos”.

Después de una hora y media de la entrevista, una llamada inesperada interrumpe nuestra conversación. “Si listo, ya voy saliendo para allá. Dígale al presidente del Concejo que en 20 minutos estoy allá”. Inmediatamente, sabíamos que nuestra entrevista había terminado, así que para no ser inoportunas, decidimos agradecerle por su tiempo y  por habernos atendido con amabilidad.


El señor Rodrigo nos dio las gracias nuevamente por tomarlo en cuenta como un personaje para nuestra entrevista y se despidió de nosotras, no sin antes darnos un consejo como futuras profesionales. “La vida es de constantes luchas y retos, unas veces nos cerrarán puertas pero también nos abrirán otras. No desistan de sus sueños que estoy seguro de que serán grandes periodistas”. Con esas palabras sabias, nos fuimos conformes con nuestro trabajo y nos dimos cuenta de que aquel hombre que nos había atendido por teléfono, no era ni rastro del concejal atento y amable que nos atendió durante hora y media.

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