Por: Alejandra Linero |
Se trataba de terminar la tarde llena de sentimiento, de
arte y de buenas emociones. Esa era la intención al reunirme con Sammy Navarro,
pero, al igual que siempre, me tardé en llegar al punto de encuentro, y, aunque
llegué 7 minutos tarde, él me recibió con una excelente disposición y sin
molestia alguna.
Desde el principio, sabía que, antes de empezar esta
entrevista, él debía organizar unas canciones para una “moña”, una de las
expresiones que lanzó en repetidas ocasiones mientras estuve a su lado, y que se
refiere a un evento en el que va tocar. Apenas lo vi, con la típica pinta de
músico(Jeans rotos, camisa maga larga de estilo sencillo, unos tenis Converse,
gel en el cabello y su guitarra al hombro), supe que lo que podía llegar a
saber de una persona con tanta sensibilidad por lo que lo rodea iba a ser
interesante.