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martes, 16 de octubre de 2018

Lancelott Devenish: el goleador de la fe y la esperanza

Por: Gian Franco Sotomayor



Esta historia quizás para muchos sea una más, de los cientos de futbolistas colombianos que se hacen un lugar en el extranjero, pero para quienes conocen la dura trayectoria deportiva de nuestro invitado, Lancelott Devenish Macías, más que una historia, es una novela, donde el principal protagonista, como lo describe nuestro invitado, es Dios, fuente de sustento y vida para este soñador, natural de Galapa, Atlántico, pero criado en Barranquilla.
Hablamos de fuente de sustento y de vida porque como nos lo hace saber el actual goleador del fútbol de segunda división de Nicaragua, fue en Dios en quien encontró el principal apoyo para darle vida a un sueño que en muchas ocasiones se tornaba como una pesadilla, debido a las constantes frustraciones de la cuales hoy se atreve a hablarnos este valiente deportista de 22 años de edad.
¿Cómo ha sido tu vida desde que llegaste a Nicaragua?
Bueno, primero que todo, dándole la gloria y la honra a Dios por todo, y a ti, Gian, gracias por tenerme en cuenta. Y, bueno, desde que llegué a Nicaragua todo ha sido muy difícil porque mi primer destino fue Somoto, pues el Real Madriz de esa ciudad fue el que me trajo, y cuando llego a Managua, la capital, me encuentro con una situación difícil que me impedía trasladarme hasta Somoto; finalmente, cuando logro llegar hasta allá en mi primera semana de entreno, despiden al técnico que me trajo y como aún no había firmado, ellos deciden enviarme a prueba con el Ocotal, equipo que también es de primera división, y allí, gracias a Dios, dejé una gran impresión debido a que me incluyeron enseguida al plantel profesional y logré jugar los dos primeros partidos de preparación, en donde marque dos goles y todo parecía un sueño. La hinchada me quería y les gusté a todos, pero a la hora de la inscripción vino lo difícil porqué ya era el sexto extranjero en la nómina y solo podían inscribir cinco. Y, bueno, ellos me mandan a préstamo al Bravos de primavera, de segunda división y allí para la gloria de Dios todo me ha salido muy bien y estoy en la parte alta de goleadores.
¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?
Desde que tengo conciencia, siempre jugué al fútbol. Fue difícil al comienzo, ya que vivíamos en Galapa y económicamente en mi casa no tenían cómo pagarme una escuela de fútbol y yo le lloraba a mi mamá a la que se lo debo todo, ya que ha sido mi fan número uno, mi motor y mi mayor motivación para poder cumplir este sueño. Esta promesa de Dios que ha puesto en mi corazón; entonces, yo me metía a los entrenos de la escuela Deportivo Galapa orando porque no me sacaran o no me dijeran nada. Ya, después, a los 13 años, cuando me mudo a Barranquilla, pude ingresar a la escuela Toto Rubio y de allí logro llegar a la selección Atlántico. Y un año después, me llevan a la Autónoma a inferiores, allí las cosas salieron muy bien y el Junior me fichó, pero allí todo fue difícil y, luego de 2 años y medio allí, me despidieron y sentí que todo se iba al suelo, pero fue allí donde Dios me sostuvo y hoy puedo disfrutar de todo esto.



¿Qué es lo que más extrañas de Colombia?
Lo que más extraño es a mi familia, mis mejores amigos y mi novia. Han sido momentos fuertes de este proceso difícil cuando ya empiezas a extrañar tu casa y las personas que amas, pero siempre lo he dicho y lo he sabido y he sentido que mi fortaleza es Dios y en él me refugio y es lo que me mantiene fuerte en el día a día, cuando muchas veces siento que no puedo más, viene Dios y me da un soplo de aliento para seguir luchando. Y así me mantengo, más que por mis fuerzas puedo decir que me sostiene la gracia de Jesús.
Ya que nos hablas de Dios y tu fe, cuéntanos ¿en qué momento exacto pudiste ver a Dios como el que cambiaba momentos de frustración por momentos de regocijo?
Dios siempre ha estado, sino que a veces nos cuesta verlo, pero en mi vida Dios ha tenido siempre el control de todo. Cuando me despiden de Junior, pensé que no iba a volver a tener otra oportunidad de estar cerca del fútbol profesional, pero Dios mismo me esforzó y me llevó a no dejar de prepararme, siempre me entrené bien y me preparé todos los días para esto. Yo no veía una puerta abierta, pero siempre trabajé como si estuviera cerca del gran objetivo y creo que ese momento en el que quise llorar y seguir llorando vino Dios y me recordó, que él podía cumplirme los anhelos de mi corazón, y así fue, le di el primer lugar a Dios y él me ha sabido recompensar.
Además de tu ida de Junior, ¿qué otro momento te hizo dudar de poder llegar al fútbol profesional?
Cuando estuve en Argentina, a mediados del 2017, estuve en Ferrocarril Oeste y sentí que hice las cosas bien allá, pero me dijeron que ya el torneo había empezado y no podían inscribirme; entonces, me dieron un mes de descanso para volver a Colombia y dijeron que en enero me llamarían para integrarme al plantel principal, pero la llamada nunca llegó y yo empecé a desesperarme.
Ya, después de tantas pesadillas y momentos duros, al poder cumplir el sueño de llegar al fútbol profesional, cuéntanos de tus metas a corto, mediano y largo plazo.
Mi meta a corto plazo es hacer un gran torneo en segunda división y si Dios me lo permite ser el goleador de este torneo apertura; a mediano, me proyecto para el próximo torneo fichar con un equipo de primera división, ya que, gracias a Dios, he tenido un gran comienzo y, gracias a Dios, ya mi nombre ha empezado a sonar en varios equipos de primera división. A largo plazo, aspiro a seguir escalando, ya que mi mayor objetivo es vestir la camiseta de la selección de mi país y llegar a Europa y lograr jugar en uno de los más grandes de allá, ya que es mi sueño y con Dios de la mano voy a lograrlo.
Finalmente, ¿qué consejos les dejas a esos jóvenes deportistas que ven lejana la posibilidad de cumplir su sueño?
Primero que todo que comiencen a depender de Dios en todo y que no dejen de creer por los momentos duros y que, a pesar que no vean una puerta abierta, que se entrenen y mantengan una mentalidad fuerte, enfocados en lo que quieren y que ningún mal comentario los desestabilice.

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