Por: Alba Luz
Páez Albor
Néstor Enrique Loaiza de la Hoz es un pintor barranquillero,
nacido por allá por 1959. Un hombre más o menos alto, con cabello castaño y
ojos color chocolate. Ojos ridículamente profundos, de esos que te atrapan en
un abismo café y te obligan a prestar toda tu atención a su siguiente palabra,
a su siguiente gesto. En su rostro se nota todos los viajes a través de los
lienzos, todas las pinceladas del tiempo. Conseguir la entrevista fue un
problema, pero es el mismo problema que encierra a la gran mayoría de los
artistas: son espíritus libres. Simplemente es difícil capturar uno por un
momento, como el arte mismo: lo difícil no es que hable, lo difícil es atrapar
ese momento perfecto y preciso en el que puedas hablar con él. Había leído
sobre él en artículos, y visto varios videos sobre su trayectoria; padre de
tres, un pintor sencillo pero complejo: ha atravesado y dominado muchos estilos
de pintura antes de adoptar el paisaje urbano como técnica insignia. Ha sido
protagonista de numerosas exhibiciones- individuales y colectivas -tanto en su
hogar, Colombia, como en el exterior.
Sus cuadros han capturado la imagen de Barranquilla, sus
barrios y sus calles, sus esquinas, pero, ¿qué hay detrás del pintor de las
casas viejas? Me abrumaba la intriga y la curiosidad. Cuando me encontré con
sus ojos supe exactamente hacia dónde iría la entrevista, a pesar de ser mi vez
primera. Quería averiguar qué había detrás de él, qué se esconde tras los
perpetuos cuadros que enmarcan sin límite la ciudad.
Para
comenzar me gustaría preguntar por su infancia. Su familia, su niñez. ¿Cómo
afectó esto su vocación de artista?
Sin duda alguna, claro. Tuve
la fortuna, la dicha, la bendición de tener unos papás que motivaron mucho esa
parte. Anteriormente, ya desafortunadamente ahorita casi no se ve, ese tipo de
actividades, pero anteriormente había muchos concursos en la ciudad que
motivaban esa actividad pictórica para los niños, entonces permanentemente en
los parques, en las escuelas, caja de compensación…hacían concursos. Y mis
papás…ahí estaban siempre, llevándome a ese tipo de actividades─ donde casi siempre ganaba. Ahí como que
estaba ya la cosa dando señales de lo que pintaba. Cuando entro a estudiar,
sobretodo el bachillerato, entro a una institución como en INEM donde se
fomenta bastante la parte artística. Los profesores…creo que tuvieron la visión
de intentar eso en mí también. Hubo bastante apoyo por parte de ellos en ese
momento. Y se fueron dando las cosas.
Yo termino el bachillerato con toda la intención de estudiar artes plásticas,
pero…de pronto por mi corta edad─ yo terminé el bachillerato a los quince años
─me dio un poco de miedo, de pánico. Más que todo por la parte escénica. Bellas
artes era un caos total. Cuando mis
papás me llevan allá…como se dice vulgarmente, me dio culillo. Me asustó ese ambiente… Y la segunda opción fue
estudiar arquitectura, que también me apasiona bastante. Fíjate que el hecho de estudiar arquitectura…yo creo que de una u
otra forma determina el estilo con el que se me identifica a mí, que es el
paisaje urbano.
Ya hablando sobre sus primeras pinturas como
tal, fuera de concursos y demás, ¿qué fue lo primero que quiso capturar? Lo
primero que observó y pensó en preservar a través de su pintura.
Bueno, mira… Yo
creo que es de todo pintor, al principio, pintar de todo. Hay como que, siempre
la ansiedad de estar pintando todas las cosas, y experimentando, sobretodo. Yo digo que uno está como en la
búsqueda siempre… Desde un comienzo he pintado mucho la figura humana, me
gustaba pintar bodegones… Pintaba mucho el paisaje marino. Y la temática con la
que me casé se empieza a dar desde la
carrera de Arquitectura. Mi trabajo universitario tenía siempre ese perfil
hacia el paisaje urbano. Y… ¡yo creo que
me ganaba a todos los profesores con los trabajos! En ese sentido,
porque…pa’ las matemáticas no era muy bueno. El trabajo se lo presentaba a los
profesores de la mejor manera, en acuarela y tal… Se comía el cuento el man.
¿Y terminó la carrera?
Sí, sí. Y con muy buenos
promedios. Te cuento que yo estuve de segundo en la promoción. Y me encanta la
arquitectura, no hay amigo que no me
contacte pa’ que le diseñe la casa. A mis hijos les he diseñado sus casas…
Pero me gusta la arquitectura ahí, en la parte de diseño. La construcción… ¡Soy
hasta alérgico al cemento! ¡Qué vaina! Pero…no la ejerzo así como tal. Yo creo
que si me habré ganado de pronto…un millón de pesos en toda la carrera que
llevo como arquitecto es mucho.
Con pintura humana… ¿Se refiere a mujeres?
Sí, sí, sí, sí… Hice
bastantes figuras humanas… Imagínate,
es un deleite esa vaina. Es más, en mis clases de pintura con la escuela de
arte tengo la oportunidad de trabajar esa temática, figura humana, con modelos
y todas esas cosas.
¿Cómo definiría usted el arte?
El arte… Pues, de la creación
que existe en este universo… Creo que es de las mejores manifestaciones que hay
y…y es una bendición total cuando podemos hacer parte de esa expresión. No solo
para manifestarnos sino para sobrevivir. Chévere eso… Tú haces algo que a ti te
encanta, y te gusta, y eso te da ingresos…Fabuloso. Puedo decir que esto ha
sido mi modus vivendi. Tú sabes que
la universidad a veces no…no da.
¿Cuál es su más grande inspiración? Aquello
que busca guardar para siempre con su arte.
Fíjate, muchas veces colegas
tuyos me han catalogado como reportero gráfico. De hecho, cuando voy a exponer
al exterior, otros países, otras ciudades… Me dicen Néstor, lo que tu llevas es precisamente la imagen de Barranquilla para mostrarla allá. Tú obra es muy
gráfica, decían. Una crónica gráfica. La gente conoce Barranquilla a través de
tu obra. Y eso, sin proponérmelo, te cuento que ese no ha sido mi propósito
–simplemente me gusta el paisaje urbano de Barranquilla, las estampas
barranquilleras, las esquinas… Esas
casas del Barrio Abajo… Y se constituye eso como la esencia de lo que yo voy a
dejar, realmente… Hace poco me hacían una entrevista a raíz de los cambios que
ha tenido el Barrio Abajo y decían bueno
Néstor, por lo menos el Barrio Abajo se conserva en tu obra. Han
desaparecido esas calles chéveres del barrio y tal, pero se conservan ahí, en
la memoria gráfica tuya… Gloria a Dios.
Siendo su obra ‘lo que va a dejar’, ¿cree
que su arte encierra un mensaje para el futuro?
Claro. Claro que sí… Siempre
el tiempo pasado te va a mostrar lo que te depara el futuro. Dijo alguien, eso no lo dije yo.
Entonces…creo que a través de mi obra se va a conocer mucho, mucho, de lo que
era la Barranquilla tradicional, la Barranquilla con aspectos vernáculos todavía
en su arquitectura. Y ese…ese digamos propósito que sin querer, que no lo tenía
contemplado, se logró a través de una obra muy realista, muy Caribe. Cuando yo
expongo fuera, San Juan de Puerto Rico por ejemplo, resulta que la gente de la
galería me dice mira, San Juan tiene aquí
muy buenas cosas aquí también que tú puedes pintar, y tal. Yo me voy un
tiempo antes, busco y tomo fotos. En efecto, llevo a la exposición una obra del
Viejo San Juan. A la exposición, ponle tú, llevé veinte cuadros. Trece eran del
Viejo San Juan y siete de Barranquilla─ adivina
cuáles se vendieron. Los siete de Barranquilla.
¿Qué piensa cuando pinta? ¿Qué pasa por su
mente?
¿Qué pienso? Ay… Muy
complicado: pasan tantas cosas… ¡Pero todas chéveres! El sábado pasado se hizo
una actividad en el Barrio Abajo que se llama ‘pintando las esquinas’, ahí tú
te pones a pintar… Te sientas en una esquina y empiezas a pintar, tal, y…la gente va llegando, va mirando…
Empiezan a preguntarle cosas a uno y…yo creo que ese es el disfrute de uno, o
sea─ como llega uno a la gente a través de una obra, de un cuadro. Entonces…esa
es la esencia de mi vida. No hay otra. La
pintura.
Hablando más sobre Colombia, sobre ser
pintor en Colombia, ¿cree usted que los artistas no son lo suficientemente
reconocidos en el país?
Sí. Eso ha sido una constante,
no solo de Colombia, de todos los países latinoamericanos, en especial. Se
tiene ese pequeñito problema: el arte
es muy menospreciado como tal. En los presupuestos que asigna la nación…
Realmente hay muy poca partida para ese campo. Aquí en Barranquilla, sin ánimos
de hacer propaganda ni proselitismo hacia algún partido político,
afortunadamente se están viendo cosas muy buenas desde hace un par de
administraciones para acá. Hay un apoyo espectacular hacia las artes. Unos
portafolios que están creando de estímulos que realmente a cualquiera motiva.
Allá donde trabajo, con la Escuela Distrital de Arte, eso es genial. Eso es una
bandera que tiene esta administración que, realmente, yo digo que a veces no es
reconocida como se debe. Porque eso es
único. Brindar una escuela de arte, completamente gratis…muchas veces hasta
se suministran materiales y todas esas cosas, eso es espectacular… Y los profesores que tiene.
¿Hay algo que quisiera decirles a las personas
que no corrieron con su misma suerte? Que quizá no tuvieron tanto apoyo.
Bueno, que no decaigan en su
afán, en su búsqueda. Ahí, con la escuela de arte en la que estoy trabajando,
la Escuela Distrital de Arte, sucede una cosa muy bonita─ y creo que por eso no
he renunciado. Porque a veces es como cansón dar clases en la noche, pero…me
mantiene, me motiva mucho, el hecho de las personas, sobretodo gente mayor de
edad: personas de sesenta, sesenta y cinco años…que tú las ves, todas las
clases, todas las noches asistiendo puntualitas, y tal… Y dicen no profe, pero es que es muy hermoso.
Tener ya a esta etapa de la vida la oportunidad de sentarse uno a dibujar, a
pintar… ¡Sin ningún tipo de recompensa económica! A estas alturas ellos dicen
‘yo no voy a esperar a estar vendiendo cuadros, así como usted… Pero que
chévere que yo ahora que estoy pensionado, sin un trabajo permanente, pues…llego
a mi casa, me pongo a pintar, bien rico…comparto con los nietos…’ Es un
disfrute, realmente. Cheverísimo. La gente debe darse esa oportunidad. Y no decaer. Porque a veces es
frustrante para una persona que no, que,
ahí tengo un poco e’ cuadros y no los he vendío, pero es que no se trata de
eso. O sea, sentirte bien haciendo algo que a ti te gusta, ¿verdad? Primero que
todo. Y…no decaer.
Para mí…es el deleite máximo
que puedo tener. Es la oportunidad de estar en contacto con la gente, con el
mundo. Qué chévere que tu obra pueda llevar un mensaje, ‘magínate… El solo
hecho de que la gente empiece a conocer una ciudad a partir de un cuadro ya es
bastante para mí. Entonces…para mí el arte lo es todo. Sin duda alguna, desde
lo más sublime hasta lo más bello.
Una crónica profunda, intima, personal, y conecta. realmente una técnica exquisita. Un estilo fresco y te atrapa en su narrativa. well done.
ResponderEliminarExcelente trabajo narrativo descriptivo a su vez realza la calidad humana del personaje,y te sumerje en la entrevisata. Te felicito hija mia vas por buen camino en tu vida personal y profesional. Te amo y estoy muy orgullosos de ti. Un besito. Tu papi
ResponderEliminarExcelente reportaje. Me encanto la exquisita y emotiva forma de narrar. Te felicito mi sobrina hermosa.
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