Por Yuraine Rambal
Después
de estar 15 años retirados de los escenarios, tengo la oportunidad de tener a
mi lado al gran acordeonero y rey vallenato 1988, Alberto Segundo Villa Payares,
más conocido como Beto Villa, quien
regresa al mundo artístico esta vez con su compañero de fórmula, Joaco Pertúz.
¿Cómo fueron sus inicios en la música?
Desde
que yo tenía 4 años, ya quería ser músico. Le robaba una dulzaina a alguien que
estaba en mi casa haciendo un trabajo y pasaron los años y cuando tenía 11 años
recordé que había aprendido a tocar dulzaina, y después, me llamó la atención
aprender a tocar acordeón. No fue fácil, pero aprendí a tocarlo en 1970. En
1973 participé en un festival, clasifiqué dentro de los 3 finalistas y en 1974
logré obtener el primer puesto como acordeonero aficionado; comencé a meterme
en la música desde muy pequeño .
¿Qué lo impulsó a inclinarse por el
folclor?
Cuando
uno derrama su talento y no tiene medida se siente uno contento y feliz. Yo
creo que ese fue el motivo más importante por el que yo seguí tocando acordeón,
haciendo mi música, sin tener en cuenta que, cuando empecé a ser profesional,
era un trabajo. Para mí era un deleite y pienso que ese fue el factor
importante que me impulsó a seguir con la música. Hay una frase que me
identifica y dice: “descubre el talento que Dios te da, que el resto viene
detrás”. y eso fue lo que yo hice: descubrí que me gustaba la música, seguí
haciéndolo y simplemente el resto se presentó después; no sé ni cuándo logré
grabar mi primer disco. Cuando hice mi primera presentación, cuándo tuve mi
primera paga; simplemente, disfrutaba sonar el acordeón.
De niño, ¿cuál era ese artista que
admiraba por su carrera musical?
Cuando,
eso estaba, Alfredo Gutiérrez era el que estaba de moda y quería tocar como él.
Escuche a Calixto Ochoa, también quería tocar como Miguel López; de cada uno de
ellos, aprendí algo. Hoy en día, inclusive, yo escucho acordeoneros de la nueva
generación y de cada uno de ellos aprende; uno, en la música, siempre aprende,
pero hay un referente que siempre lo tengo presente y es Alejandro Durán. Muchos
decían que este no tocaba nada, pero para mí él manifestaba en su acordeón y en
canto todo lo que él vivía y para mi eso fue suficiente para seguir siendo
seguidor de él y para llegar a ser mi referente, él y Abel Antonio Díaz.
¿Cuál ha sido esa persona que lo apoyó
desde el primer momento?
Mi
mamá. Ella me compró mi primer acordeón escondido de mi papá y, como no tenía cómo
pagarlo, ella tenía unas crías de gallina. Vendía los huevos y, con eso, iba
pagando el acordeón; ese ha sido el mejor apoyo que yo he tenido.
¿Cuál fue su primer compañero de fórmula?
Mi
primer compañero; en mis inicios, fue Pepe Lozano, amigo de Chivolo, Magdalena;
disfruté mucho y de ahí me di cuenta que era más cómodo ser solamente
acordeonero y dejar que otro cantara; profesionalmente mi primer compañero fue
Beto Zabaleta y de esta unión nació un éxito llamado “El enfermo”.
A criterio personal ¿cuál ha sido esa
canción favorita de todas las grabadas hasta el momento?
Mi
carrera ha sido larga, de varias producciones, que dentro de estas han habido
éxitos, como en la producción orgullo
guajiro y, en esta, una canción que despegó y con la cual Los Betos se
dieron a conocer, llamada Gitana
tanto así, que se internacionalizó la canción; también grabé con Iván Villazón
la canción Volver a la ternura y,
además, con Poncho Zuleta también grabé una canción titulada Mi niño se creció; importante para mí también.
¿Cómo ha sobrellevado los momentos
difíciles en su carrera?
Los
momentos difíciles existen en todos los ámbitos; para mí, ha sido importante
conocer a Dios, ya que todos estos momentos difíciles han sido momentos de
enseñanza, ya que todas las situaciones nos queda algo.
¿Momento de satisfacción en su carrera?
El día
en que me accidenté porque cuando me estaba desangrando y vi que mi vida se iba.
Fue difícil, pero puse la situación en mano de Dios y me llegó una revelación y
por medio de ella, puse a andar el carro y así pude salir adelante de este
accidente y es bonito ver cómo tu vida vuelve después de haber visto todo
perdido.
¿Cómo fue ese paso a paso para llegar a
ser rey vallenato?
Me
presenté en el año 1974 y gané como rey aficionado. Volví en 1978 participé en
la categoría semiprofesional; aunque no iba preparado para esta categoría, me
arriesgué y obtuve el segundo lugar y para mí este año fue muy valioso. En 1979,
me volví a presentar y no se pudo ganar el primer puesto; con el pasar del
tiempo, empecé a grabar con Beto Zabaleta; volví en 1988, después de 10 años y
pude obtener el primer puesto; esto llevó a que me posicionara como Rey
Vallenato.
Finalmente ¿qué recomienda usted para
fortalecer el género?
“Debemos
conservar las raíces de nuestro género; no vamos a permitir que nuestro género
se pierda”.
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