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martes, 1 de octubre de 2013

El incierto proceso de paz colombiano amenaza con romperse

Por Lissette Rodríguez Pino

¿Estará Colombia preparada para conocer la verdad de lo que ocurre en La Habana?

Las recientes declaraciones de las Farc no son más que el reflejo de que la tensión en el proceso de paz está aumentando. El miércoles 25 de septiembre, Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, divulgó una carta en la que dijo que los negociadores de las Farc van a elaborar un informe para que se conozca la verdad de lo que sucede en la mesa de negociación, buscando, de esta manera, contestar a la ofensiva “discursiva y mediática” del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en el país y en el exterior.


Según señaló Timochenko, “Pese a sus manifestaciones de encontrar una salida política, Santos, alucinado, confía en doblegarnos con gruñidos. Estamos muy viejos para eso. La clave está en consensuar, en cambiar para bien esa actitud arrogante y mezquina” Palabras que dejaron al país con la sensación de que, a pesar de los diálogos, la voluntad de las Farc no apunta a dar su brazo a torcer, sino, por el contrario, a seguir imponiendo sus ideales y exigencias, como por tantos años lo han hecho.

Estas declaraciones fueron las causas de un revuelo de opiniones a nivel nacional, en donde surgen dos posturas. La primera, a favor de las Farc, apunta a la falta de transparencia por parte del Estado con la que se están tomando las decisiones que afectan al país en estos diálogos. Dejando en entredicho qué tanta confianza podemos tener frente al accionar de Santos.

La segunda, es muestra de las continuas intenciones de las Farc de dañar cada proceso de paz que se desarrolla con este grupo en el país, haciendo de este, el cuarto en la historia, uno más de inútil culminación. Las intenciones son claras: perturbar las expectativas frente al actual proceso de paz en Cuba, llevando al país a “reclamar sus derechos” en referencia a lo que se pone sobre la mesa de negociación, para, una vez más, hacer ver que su lucha es a favor de todos. Mientras la nación sigue a la espera del cese de sus actos terroristas.

No obstante, la respuesta por parte del Gobierno no se hizo esperar. Nuevamente, Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador, se dirigió de manera contundente hacia la organización criminal, manifestando que la confidencialidad fue uno de los elementos acordados con el grupo guerrillero, algo por lo que las supuestas revelaciones anunciadas por éste último, no pueden constituir una amenaza para el proceso. Agregando que “a las Farc le molesta que el Gobierno sea fiel a la agenda de conversación, que es la columna vertebral de los diálogos”.


Por su parte, Santos sigue asumiendo su posición de indiferencia a la realidad que se hace cada día más evidente y clara para los ojos de todos, e intenta seguir tapándola con sus discursos sin fundamento. En esta ocasión, tomó su intervención en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, para afirmar que: “nadie le ha dado tan duro a las Farc como este servidor”, refiriéndose a él mismo. Sin tener en cuenta que es precisamente ese factor, la seguridad desequilibrada del país en el marco del proceso de paz que lidera, lo que hoy lo tiene con el más bajo índice de popularidad en sus tres años de administración presidencial.

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