Por Rafael
Alfonso
Es extraño, pero
necesario, hablar de fútbol y referirse a las cosas ajenas al buen espectáculo,
a las gambetas, a los goles de antología, a las atajadas magistrales; a esas
acciones que pueden afear hasta un gol y que ni la euforia por la anotación
pueden justificar. Tal es el caso del jugador de Junior, Juan Guillermo
Domínguez, y la polémica que desató la manera cómo celebró el gol con que su
equipo ganó el partido más reciente frente al Deportivo Cali.
Luego de ejecutar un
penalti, con un remate rasante a la base del palo de la mano derecha del
arquero del Cali, Domínguez se dirigió a la zona técnica y, como si tuviese un
arma entre manos, le apuntó temerariamente al estratega rival, Leonel Álvarez,
quien separó del grupo principal del onceno caleño a su hermano Álvaro. El
jugador de Junior argumentó que celebró así en solidaridad hacia su pariente.
Es lamentable que
esta clase de sucesos empañen la fiesta del fútbol, máxime en una sociedad tan
golpeada por la violencia. Los jugadores de fútbol, modelos a seguir para
muchos niños y jóvenes, deben tener una actitud ejemplar alejada del irrespeto
para no convertirse en un eslabón más en la cadena de actos que no ayudan al sano debate.
Es de admirar la
reacción que tuvo Leonel Álvarez ante la provocación de la cual fue objeto. Quien
sí tomó cartas en el asunto fue el Deportivo Cali, anunciando que iba a pedir
ante la Dimayor una sanción ejemplarizante para Domínguez. Al final, el jugador
de Junior no recibió ninguna amonestación por parte de las autoridades del
fútbol en Colombia.
Sin embargo, en el
segundo plano de este episodio, y de todo el revuelo que causó, está la
posibilidad de reflexionar acerca de los alcances que pueden tener nuestras
acciones cuando nos dejamos llevar por las emociones. Esto, desde luego, no
sólo le compete a las personas que tienen sobre sí los reflectores de la
opinión pública, sino de todos los que integramos la sociedad.
Muy interesante este artículo, hay que respetar el deporte y todo depende del verdadero profesionalismo de los jugadores.....
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