Por Luis Ángel Porto T.
La actual crisis política desatada en el vecino
país de Venezuela se hace cada vez más aguda, cada día empeora la situación y
se evidencian mucho más los abusos por parte del gobierno encabezado por el
señor Nicolás Maduro. Y la lista de muertos en “batalla”, sin haber levantado
un arma, se alarga.
Podríamos hablar del movimiento que comandó el
difundo ex presidente Hugo Chávez Frías, sus ideales revolucionarios y
socialistas, su actitud que promovía un cambio en ese país, sus momentos en la
cárcel, su revolución que produjo un golpe de estado, su elección y
reelecciones como primer mandatario, su carácter, sus decisiones, sus ideales
políticos, su actitud militar y la defensiva, pero con esto solo pondríamos en
contexto la reciente situación venezolana, que, asumimos, ya es conocida por
todos.
Ahora bien, Henrique Capriles, abogado de
profesión, y por decisión y apoyo de medio país, líder y principal opositor
político de los últimos tiempos en la hermana república de Venezuela, se ha
vestido de ‘camuflado’ en medio de este momento, tanto, que poco se ha dejado
ver por la opinión pública, y las juventudes que exigen un cambio.
Debido a esta ausencia, quizá por sus múltiples
ocupaciones en la gobernación de un estado, de una pequeña Venezuela, o,
simplemente, porque su liderazgo se renueva cada 4 o 6 años, y, en ocasiones
especiales de elección, cuando su beneficio es más alto.
Después de tanto “luchar” en contra del gobierno
Chavista y de enfrentarse a ellos en 2 períodos electorales y mover grandes
cantidades de masas y poner a soñar a medio país, su liderazgo ha sido opacado,
y puesto en duda, gracias a la labor adelantada por un heroico sacerdote venezolano
y, Leopoldo López, un épico mártir encarcelado en los días pasados por
movilizar a las juventudes a las calles en manera pacífica como protesta a
tantos años de ser sometidos por un falso socialismo.
La discusión seguirá abierta, pero más importante
que pelear por un puesto presidencial es la consecución de un cambio radical,
en todo sentido, para nuestros vecinos, que, por tantos años, han sufrido un
sistema sin fuerza, sin sentido común, sin lógica y de falso socialismo: la
situación de un país, que tiene “un 56% de inflación anual, un índice de
escasez de 28% y una rampante criminalidad”, según estudios avanzados por un
diario nacional.
La
salvación y el verdadero cambio están en seguir al verdadero líder, al que
habita en los cielos, y quien en su infinita perfección nunca falla.
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