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lunes, 7 de octubre de 2013

Lo que el paro se llevó…

Por Andrés García Canchila y Neyla Villa Sarmiento

Entre las promesas que se enmarcaron en la campaña política de Santos, abanderar la “Ley de tierras”, fue el motor principal para sembrar acuerdos que compensaran el desarrollo próspero en la economía de los campesinos: tres años han pasado de gobierno y las propuestas siguen enterradas junto con la falta de vocación productiva hacia el sector agrícola.

Los tratados comerciales que se han firmado han sido utilizados para remediar la situación económica del país y mostrar qué tan competitivos somos ante las grandes empresas de insumos agrícolas internacionales. El paro agrícola no solo tomó las necesidades de los campesinos, las insatisfacciones de los mineros y los cabildos abiertos instaurados por los universitarios exigiendo reformas inmediatas, sino que también se llevó por delante la imagen política de nuestro presidente.


Se llevó la tranquilidad del país. Derrumbando la sensación de seguridad que se había construido, de buena o mala forma por los gobiernos anteriores. Despertando los fantasmas del pasado, fantasmas cargados de incertidumbre, temor y vacío. Al colombiano le daba miedo trasladarse por su país en carretera, situación que se ha repetido y se ha visto nuevamente a la luz pública, debido al gran impacto que ha generado este paro. Vías cerradas, protestas generalizadas, enfrentamientos entre ciudadanos y la policía, son algunos de los aspectos que hemos evidenciado.

La anterior situación, arrastró con las finanzas de nuestros campesinos quienes, fueron producto de un trato injusto y de una política agraria inadecuada, han visto cómo su nivel de endeudamiento ha aumentado vertiginosamente. Para estos, cada día es muy difícil que sus productos se tengan en cuenta, la demanda diaria de productos importados lo hace más difícil, los cuales han acabado con la producción nacional y la vida digna que deberían tener nuestro campesinado.


Viendo todas estas problemáticas que han germinado producto del paro, y las graves consecuencias que ha generado para el país, vale la pena repensar un modelo que sea totalmente adecuado, uno que tenga en cuenta la situación actual de nuestro país. Es necesaria la creación de políticas incluyentes, políticas que no destruyan la imagen del país, y que nos devuelvan todo… lo que el paro se llevó. 

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