Por Gabriela Santiago
A partir del año 1998,
la Corte Constitucional, a través de la Ley
51 de 1975 dejaba sin validez lo que aseguraba al profesional de Comunicación
Social y Periodismo, su tarjeta
profesional. Esta tarjeta profesional se le es entregada a los graduados de
diferentes carreras universitarias de todo el país y tenía como función
garantizar que la persona tuvo un proceso de formación educativa que le permitía
ejercer su profesión. El haberle quitado al periodista su respectiva tarjeta
profesional da a entender que esta profesión no requiere de una formación
teórica y práctica, y que creen que solamente es un oficio que puede realizarse
por cualquier persona.
En esos años, el
entonces magistrado Carlos Gaviria denominaba que la ‘ley del periodista’
limitaba la libertad de expresión al restringir la capacidad de informar
masivamente únicamente a aquellos con un título universitario, y a partir de
ese momento ha habido varios intentos con el fin de anular la aplicación de
dicha ley y poder devolverle la tarjeta profesional a los comunicadores y
periodistas. Es desde entonces que en el año 2018 el senador Mauricio Aguilar
creó el Proyecto de Ley 234 de 2018
que pretende recuperar el carácter profesional, la identidad y la dignidad que este
vale ejercer esta profesión y además promover un ‘Consejo Profesional del
Comunicador Social-Periodista’. Entre otros aspectos fundamentales este
proyecto se vincula a la profesionalización de los periodistas empíricos y el
periodismo como una profesión de alto riesgo. Por otro lado, este proyecto
busca devolverles la credencial a los profesionales que estén ejerciendo la
carrera o se gradúen en Comunicación Social- Periodismo, además, establece un
valor importante que es la ética de la profesión, reconociendo el trabajo y el
papel importante que cumple esta en la sociedad, sin restringir el derecho a la
libre expresión y a la información que tienen todos los colombianos.
El código de ética del CPB
recalca la Libertad de Prensa como premisa básica para que la comunidad tenga
un conocimiento eficaz de la realidad, haciendo recaer al periodista la
obligación de obrar y realizar desde la honestidad y la responsabilidad al
momento de ejercer su profesión. Defiende el poder que tiene el acceso a la
información como derecho fundamental del ser humano.
El Círculo de
Periodistas de Bogotá (CPB) ha desarrollado durante más de 70 años una importante
labor como asociación en la que los profesionales de este ente han convertido esta
agrupación en un espacio para la creación de vínculos entre personas de
diferentes medios y otros ámbitos de la comunicación donde al paso de los años
han fortalecido a la institución con valores y principios para que la labor del
periodismo pueda ejercerse de una forma más propia de la profesión. Uno de los
objetivos importantes del código de CPB a igual que la Ley 234 del 2018 es la
búsqueda de las libertades humanas y el intercambio de opiniones e información,
a la vez intenta precisar la labor de un buen periodista a la hora de ejercer
este compromiso tan importante que tiene con la información que surge en el día
a día.
Finalmente, comparando estos proyectos ambas tienen como fin hacer valer el ejercicio del profesional en Comunicación Social-Periodismo, una desde el punto de vista en donde los periodistas graduados en esta profesión son acreditados por una matrícula profesional, lo cual permitirá reconocer al periodista y no a cualquier ciudadano en este oficio. Seguido de esto, hay algo confuso en este proyecto de ley y es que, aunque esta no apoye que otros sigan el papel de creerse periodista, hoy en día existen muchos ‘personajes’ que están relacionados a una organización del periodismo y estos sin haber pasado por una formación o sin haber cursado un pregrado en comunicación o periodismo cumplen un papel importante dentro de esta y son reconocidos por su labor; y además como ellos hay muchos periodistas o corresponsales que son los mejores del país y tampoco han estudiado en instituciones universitarias. Por otro lado, tenemos el código de ética de CPB lo cual considero que es de un ámbito más ético, donde ayuda a los miembros del oficio a creer y sentir que sus derechos como profesionales no se le serán vulnerados y que por el contrario se sientan respaldados. Además, esta permite que las nuevas generaciones de periodistas pueden tener un acceso a conocimientos relacionados con la ética del profesional y se pudiera llegar a una constante reflexión, análisis, debate y desarrollo de temas específicos.
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