Por Pedro
Christoffel y Joshua
Mattar
Colombia estará nuevamente en un Mundial y
punto. Tras la victoria sobre Ecuador (1x0) y la derrota de Uruguay (2x0), la
‘Tricolor’ obtuvo tres puntos de seis posibles, ocupando así el segundo puesto
de las Eliminatorias Sudamericanas. Aunque muchos le cayeron al técnico
argentino por la derrota en Montevideo, igual fue él mismo quien nos volvió a
mostrar el camino correcto hacia cómo asistir a una Copa del Mundo.
José Néstor Pékerman, aquel que durante tres
años estuvo retirado del fútbol y fue considerado como un técnico jubilado (así
le dicen en Argentina), llegó a la selección Colombia en un mar de
incertidumbres y muchas dudas, ya que, anteriormente, la Federación Colombiana
de Fútbol (FCF) le había apuntado a dos jeques: Marcelo Bielsa (chileno) y
Gerardo ‘Tata’ Martino (argentino). Curiosamente, ambos extranjeros.
Proceso a la vista. Sobre el papel, ese era
el mensaje que enviaban desde adentro de la Federación. No más ‘Bolillo’, no
más “Maturanas”, no más colombianos. La salvación no estaba en manos de los
nuestros sino en otra nacionalidad. Y fue así. Hoy reímos. Hoy estaremos, luego
de 16 años de ausencia, en el fútbol élite, del cual nunca debimos salir, pero
por roscas e ignorancia lo hicimos.
Particularmente, pensamos que esta
clasificación ha sido gestada y parida a través de la experiencia de un técnico
ganador, que se movió de manera rápida, supo cómo recuperar su grupo de
trabajo, se actualizó. Además, lo hizo por medio de conceptos, formas y maneras
de hacer las cosas. Principalmente, se respetó el proyecto armado. Solo hubo un
técnico dirigiendo, no dos, ni tres (roscas). Así sí funcionan las cosas.
Volveremos
a estar presente en un álbum Panini. Brasil 2014 es una realidad. Es bueno y saludable
reconocer que, a pesar de la polémica en la que él nunca participó, Pékerman
llevó la nave a buen puerto después de navegar en medio del traicionero mar de
aguas bravas y de aguas tranquilas. Y reconocer también que el barco llegó a
las playas de Brasil porque tuvo buenos marineros.
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