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viernes, 13 de septiembre de 2013

“Mis historias hacen latir al Caribe”: Ramón Illán Bacca

Por Katherine Agüera y Melissa Segura

Eterno amante de las letras, cinéfilo, lector y creador de historias desde la infancia, Ramón Illán Bacca. Nacido en 1938 en la ciudad de Santa Marta, este destacado novelista lleva en su sangre el sabor inconfundible del Caribe colombiano. Con su pluma irónica y sagaz ha sabido representar la literatura de la costa y los diferentes hitos culturales, sociales y políticos que marcaron el devenir histórico de nuestra región.  Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Libre de Bogotá. Posteriormente, se desempeñó como Abogado de Baldíos en el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria. Además, fue Juez Municipal en Fonseca-Guajira, El Piñón y Remolino en el departamento del Magdalena. En la actualidad, es profesor de la Universidad del Norte de Barranquilla.

En sus creaciones, este escritor juega con las palabras y son sus personajes, los escenarios donde tienen lugar sus historias y el lenguaje utilizado en ellas el reflejo de las distintas costumbres y facetas de la región Caribe. Entre sus obras se destacan Marihuana para Göering (1981), Déborah Kruel (1990), Maracas en la ópera (1996), Disfrázate como quieras (2002), La mujer barbuda (2011), entre otras.

El estilo de Ramón Illán Bacca ha sido ha sido catalogado por numerosos críticos como uno de los más influyentes de la literatura contemporánea colombiana; su particular forma de dar vida a las historias y la dedicación que pone en cada una de sus creaciones le han valido el primer premio en diferentes galardones literarios como el Concurso de Cuento del Instituto de Cultura del Magdalena (1979), el Concurso de cuento regional del Diario del Caribe (1981), el Tercer Concurso nacional de novela de la Cámara de Comercio de Medellín (1995) y el Premio Simón Bolívar de Periodismo de Cultura (2004).

Se define como un amante de la literatura y del cine, ¿qué relación encuentra entre ambas pasiones?, ¿piensa que se complementan la una a la otra?

Soy un escritor que ama el cine, compro cine en cantidades. El lenguaje cinematográfico marcó a los escritores de mi generación, si lees a Cabrera Infante ves que el cine está ahí presente, claro, eso en García Márquez tal vez no se note tanto, pero en otros sí está muy presente. En eso que yo escribo, ahí está.

¿Cómo fue su relación con la lectura durante la infancia?

A mí me leían porque yo tengo problemas en la vista, me operaron a los cinco años, una operación que no
resultó muy buena porque en esa época me operó Pedro Picapiedra (Risas). Me leían cuentos de hadas, fábulas de Pombo, pero, después, cuando entré al seminario necesariamente teníamos que leer mucho, y, además, eran lecturas muy condicionadas, religiosas, vidas de santos. Pero me gustó que me hubieran puesto a leer los clásicos; entonces, ahí más adelante leí, por ejemplo, a Dante, a Homero…

Entonces, ¿cómo siguió su recorrido por la lectura?

Tuve etapas como todo el mundo, a los 19 años leí a Albert Camus, algunas novelas de Sartre, aunque noLa montaña mágica, de Thomas Mann, era lo que estaba de moda. Empecé a leer a los autores latinoamericanos cuando estalló el boom de los sesenta, antes no les paraba bolas; el primero que leí fue La ciudad y los perros, de Vargas Llosa y más tarde los del resto del movimiento como Córtazar o García Márquez; cuando fui juez en Fonseca me la pasé leyendo a Shakespeare, Dostoievski, Tolstói y otros más. Deborah Kruel es un hijo de esas lecturas, no es una novela fácil de leer para el público actual; ahora las novelas tienen un ritmo periodístico más sencillo; el éxito del boom radicó en que antes había mucho experimentalismo. En La casa verde, de Vargas Llosa, hay diversas voces en un mismo párrafo: la corriente de consciencia, el monólogo interior; en Deborah Kruel también hay experimentalismo, en todas mis novelas todavía hay un poco, en la que estoy escribiendo ahora espero que no.
me gustaba tanto; después leí

¿Hubo alguna novela policiaca que le haya impactado?

Como caso curioso, yo no leo novelas policiacas, la gente dice que escribo novelas policiacas; leo crónicas periodísticas que cuentan crímenes, novelas no. Truman Capote me parece un buen escritor. Había unos periodistas aquí que relataban cosas de crímenes y los leía con mucha pasión, he leído, por ejemplo, a Agatha Christie, pero a veces no me gustaba mucho porque el detective comenzaba a especular cosas inteligentes y a mí me gustaba más la acción. Esas novelas así, tan misteriosas, no me gustan mucho, me gusta más que haya patadas, puños y acción.


En 1987, cuando terminó ‘Deborah Kruel’, se la entregó a un amigo para que la transcribiera a computador y él la perdió. ¿Qué sintió en ese momento?

Imagínate la rabia, la angustia, el sufrimiento después de haber estado tanto tiempo escribiéndola, porque había papel carbón para conservar las copias, pero yo no la había conservado, ¿qué tal? Mucha angustia sentí en ese momento.

Y, ¿cómo fue el proceso de recopilación de datos para nutrir el trasfondo histórico de esta novela?

En  Barranquilla no hay dónde encontrar mucha información, yo estuve buscando en el artículo de La Prensa y solo conservaban las primeras páginas y las últimas, el resto de los artículos estaba destruido. Es muy difícil encontrar datos aquí, las hemerotecas eran malas; ahora debe ser un poco mejor, pero antes encontrar algo aquí era imposible. Yo no lo tomé como un reto, si salía bien y si no también, yo solo quería hacerlo.

¿Cómo ve la ciudad con respecto al ámbito cultural?

En la Barranquilla, esa que yo recuerdo vagamente de hace unos 30 años, había una mayor proporción de gente que iba a obras de teatro, conciertos de música, etc. Había más actividad cultural; ahora, sin embargo, uno no ha dejado de ver la presencia en eventos como el Carnaval de las Artes o Barranquijazz. Hay que formar cultura a base de oído, hoy, de 50 emisoras, 49 tocan solo vallenato, ya la gente no escucha más nada; a mí me gusta más la música clásica, los boleros y las baladas. En la costa, en general, hay pocos lectores, del golfo de Urabá hasta el Cabo de la Vela solamente hay 20 librerías, de las cuales hay 12 en Barranquilla, 3 en Cartagena y en Santa Marta acaban de inaugurar una.

6 comentarios:

  1. Ésta resultó ser una entrevista elocuente, sobretodo, cuando el señor escritor no habla de sí mismo sino de lo que dejó escapar en sus obras literarias.

    Linda E. Aragón

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  2. Interesante acercamiento a la naturaleza casual que se encuentra oculta tras las letras de uno de los mejores escritores con los que cuenta el Caribe en la actualidad.

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  3. Excelente entrevista, un gran personaje con muchas cosas para contar. Felicidades, chicas.

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  4. Una entrevista apasionante, que me mantuvo pegada a su lectura y me enseñó a conocer más a este escritor colombiano. Inés Cabarcas B.

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  5. Excelente entrevista. Ojala sigan haciendolas con personajes como este. Elena

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  6. Muy interesante conocer el aspecto humano de este gran novelista de nuestra región, entrevista fluida y amena que dejó entrever las pasiones y anécdotas que hacen de Ramón un personaje único.

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