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viernes, 27 de septiembre de 2013

¡Que viva nuestro camaleón!

Por Karen Cabarcas y María Caamaño
                                         
Tenemos un país, en donde los más  bobos hacemos una fila de dos horas, y los más vivos llegan de últimos y se ponen de primeros para hablarle ¨cinco minutos a la señorita¨, se terminan sentando y tomando el turno que tú deberías estar utilizando. Todo sea por la solidaridad, por el humilde y sencillo hecho que todos somos colombianos.

Tenemos un país en donde nuestro presidente está de la mano de un vicepresidente que suele tener ciertas peleas maritales, si, porque es un matrimonio con problemas, un matrimonio político por el que rezamos todos los días para que funcione. De todas formas, cuando están en la clínica ellos se visitan, y renuevan sus votos de amor y compromiso. La culpa no es de ninguno, es que las relaciones de pareja suelen ser así y más en estos tiempos de amor en los tiempos del cólera, o de los coléricos sanguíneos.


El presidente, que digo, el ex presidente Uribe, debería re pensar bien en volver a su relación sentimental con Santos, deberían recuperar ese fuego que había entre los dos, eso que los hacía los gemelos fantásticos, se convertían en toda clase de animales, me sentía como si estuviera protegida por los mejores superhéroes que cada vez que había una situación se convertían en un animal diferente .

Bueno, aunque tal vez lo de los animales ha vuelto, presiento que tenemos a un hermoso camaleón frente a nosotros, un camaleón patriótico, sí estamos pensando en la misma persona: ¡Nuestro presidente!. Cambia de colores a los colores patrióticos por el caso de La Haya, después que estaba morado, el pobrecito, porque estaba como asfixiado por todo esto del paro agrario, es que los campesinos lo tenían ahorcado a punta de ruana que desfilaba y protagonizaba los noticieros.

Nuestro camaleón se vistió de los colores de la bandera más linda del mundo, la del tercer más alegre del mundo, pese a su constante conflicto armado, borrachos al volante e intolerancia, se vistió de Colombia, de nuestra  bandera , y se llenó de patriotismo para esbozar un hermoso discurso,  sacó las lágrimas de mis ojos cuando dijo con palabras entrecortadas y casi tartamudeando: “El fallo no es aplicable”, y luego agregó : “No es y no será aplicable mientras no se celebre un tratado que defienda los derechos de los colombianos”.


¡Ese es mi presidente!, ¡todo un camaleón!, con la humildad por delante, con su corbata azul cielo de bolitas blancas, siempre recordando nuestra infancia. No importa que no haya reaccionado de esa forma ante La Haya desde que salió el fallo, no nos importa eso, porque así somos los colombianos, nos gusta hacer las cosas a última hora, sabemos que él solo quería distraernos un poco del paro agrario, que ya nos tenía cansados , y del tratado de paz con las Farc. ¡Que viva nuestro camaleón!.

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