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sábado, 28 de septiembre de 2013

LILIA MANGA, UNA MUJER DE FE

Por Karen Gómez y Vanessa Martínez 

Se define como una mujer trabajadora, condición indispensable para poder destacarse en el campo laboral, sobre todo en el político. No solamente es una mujer dedicada a un trabajo, sino a uno que debido a la tradición de ser desempeñado, en su mayoría, por el género masculino, requiere de mucha fortaleza e inteligencia. ¿La clave? Además de su formación moral y la seriedad que la caracteriza, asegura que es una hija del Señor, la consentida del Dios de los cielos, quien la ha sostenido en este difícil mundo de la política.

Lilia Manga Sierra comenzó hace más de veinte años como una líder de un barrio popular de de Barranquilla. Por su dedicación y entrega, fue tomada en cuenta por el congresista Miguel Amín Scaff, para vincularla a una corporación política, cumpliendo, desde ese entonces, dieciocho años de servicio como diputada del Departamento del Atlántico. Hoy, presidiendo la Asamblea, esta mujer, perseverante y con una actitud sumamente positiva, cuenta en esta entrevista cómo ha logrado dejar en alto el rol de la mujer en un campo que, usualmente, es considerado un “terreno masculino”.


¿Por qué alguien como usted que viene de barrios populares de la ciudad, y en una sociedad donde la mujer es relegada, decide incursionar en un mundo tan conflictivo como la política?

Cuando incursiono en la política ya tenía varios años de estar en el Evangelio, de tal manera que nunca he creído en ese tipo de paradigma de que las mujeres de clases populares no pueden llegar a este tipo de corporación de elección popular. Para mí, no hay fronteras, no existen las visas que te impidan llegar a otros países porque por conocimiento de la palabra, somos coherederos de la fortuna de Dios, así que no debe haber barreras cuando uno quiere lograr un objetivo. Siempre agarrados de la mano de Dios, vamos a cristalizar los sueños y así me he sostenido, siendo reelegida durante cinco períodos, sumando ya 18 años como Diputada del Departamento del Atlántico. Además, presido este año la Asamblea, demostrando que para la mujer de fe no existen impedimentos.

¿Qué sensación experimenta al hoy ocupar cargos que en épocas anteriores solamente podía desempeñar el género masculino?

Nunca he sentido cosa diferente a la satisfacción del deber cumplido conmigo misma. Me siento feliz cuando veo los rostros de mis padres, los rostros de mis hermanos, de mi sobrino, quienes ven en mí la representación de toda una familia pero yo, particularmente, no siento orgullo, siento la satisfacción del deber cumplido. Yo pienso que el día en que papá Dios vea en mí un sentimiento de grandeza, ese día me tirará de la montaña donde me ha subido.

Alrededor de dieciocho años que usted lleva en la Asamblea del Departamento del Atlántico ha dejado muy en alto al sexo femenino, ¿cómo ha logrado mantenerse vigente?

Durante toda la entrevista siempre te voy a mencionar al Dios que yo alabo y es porque, Él es el que me ha sostenido, pero hay algo terrenal y es la fortaleza que me caracteriza y, sin duda, mi fe inquebrantable. Lo fundamental es entender que cuando se quiere, se puede. Comencé siendo una líder de un barrio popular como Las Nieves, así me di a conocer hasta llegar a esta corporación donde me he mantenido gracias a mi formación moral y la seriedad con la que desempeño mi labor. Estos componentes me han permitido que yo hoy sea una de las muy pocas, quizá la única, a nivel de Asamblea del Departamento del Atlántico, que como mujer me haya sostenido durante dieciocho años.

El género femenino siempre ha sido minoría en la Asamblea, ¿cómo le ha ido con los hombres, políticamente hablando?

Divino. (Risas) Siendo minoría de género en la Asamblea, las mujeres nos convertimos en las consentidas de los diputados. En algunos casos, como se da en todos los campos, podemos tener diferencias en lo conceptual, en lo político y en lo religioso, pero jamás y nunca lo vamos a llevar al campo personal. La política tiene un ingrediente y es que la política es de amores profundos, pero también de odios profundos, pero gracias a Dios, todavía no puedo decir que alguien me tiene odio.

¿Qué proyectos a favor de la mujer ha impulsado desde su cargo de diputada?

Hace año y medio, aprobamos la gerencia para la mujer la cual ya está implementada en Bogotá, es de carácter obligatorio y debe ser modelo para los municipios de nuestro departamento. Esta es una responsabilidad que asumimos las mujeres del Atlántico en un gobierno departamental que está comprometido con la mujer. Con este proyecto, se busca sacar del anonimato a todas esas mujeres de clases populares, hacerlas útiles, decirle a la sociedad que aquí hay potencial. Hoy, aproximadamente, hay más de tres mil mujeres afiliadas a “Transfórmate Mujer”, nombre que recibe el proyecto.

Este año al ser elegida como presidenta de la Asamblea del Atlántico, usted recalcó a los medios de comunicación que llegaba a dicho cargo decidida a recuperar la imagen de esta corporación, ¿qué acciones ha llevado a cabo para lograr su propósito?

Antes de yo llegar a ser presidenta de esta corporación, se manejaba un perfil muy bajo y, por eso, para recuperar la imagen he buscado exteriorizar más la dinámica propia de la Asamblea y de toda la labor que realiza, implementando todas las vías de comunicación como Twitter, Facebook, nuestra página web, de tal manera que, toda la comunidad tenga conocimiento de lo que se viene trabajando.

¿Por qué cree que actualmente existe una percepción tan negativa de los políticos?

Pienso que por ignorancia y no tengo otro calificativo que darle. Las personas utilizan el calificativo de corruptos estigmatizando, de esta manera, a la clase política. La gente no se ha concientizado de que la política cambió y que ya hoy no son caciques políticos sino, es un compromiso colectivo de todos los sectores y de todas las clases políticas de formar parte de estas corporaciones para hacer ciudad. Yo rechazo cuando se estigmatiza al sector político, porque yo también formo parte de este.

Usted ha estado muy cerca del actual gobernador del Atlántico, José Antonio Segebre, ¿cómo evalúa su gestión?

De manera simplista, es un hombre con unas calidades humanas espectaculares. Yo he lidiado con muchos gobernadores y, por eso, pienso que es un regalo de Dios que hoy esté compartiendo escenario con ‘Toño’ Segebre. Es un hombre que ha jalonado recursos de la banca privada, además, ha tocado puertas y le han regalado mucho. Muchos de los lotes que hoy se están dando en el Cono Sur son por parte de su gestión. 

¿Cómo ve el actual panorama político en el Atlántico con miras a las próximas elecciones de Senado y Cámara del 9 de marzo?

Van a haber muchos cambios, muchísimos cambios. Pienso que el panorama político va a tener muchas caras nuevas. La lógica indica que para las próximas elecciones van a existir cambios sustanciales.

En el plano personal, ¿siente usted que le ha cumplido como política y como mujer a los habitantes del Departamento del Atlántico?


Totalmente. Como mujer he dado el 120%, he hecho obras hermosísimas. En Soledad, entregué más de seiscientas viviendas. Como cristiana, estamos haciendo iglesias en cada proyecto, es mi compromiso con Dios más no con el hombre. Mañana, cuando deje de ser diputada, nadie podrá levantarse y decirme que yo pasé en el anonimato y no hice nada. Hoy tenemos otro programa de viviendas por Granabasto y se llama Jerusalén, haciéndole un homenaje a la iglesia a la cual yo pertenezco hace veinticinco años. He sido una mujer de 100% fe, Dios me puso aquí y aquí me mantiene. Esta es Lilia.

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