Por: Luisa González
El cáncer gástrico es el más mortal en Colombia y sigue
detectándose tardíamente. Su aparición es silenciosa, causando una alta tasa de
mortalidad. Por otra parte, hay
desconocimiento en la población ya que los programas de prevención no están al
alcance de todos.
De 100 personas que lo padecen, se
mueren 99 en poco tiempo. Es un tipo de tumor muy agresivo. Los más afectados, según
las estadísticas, se encuentran entre los 50 años de edad. Sin embargo, entre los 60 y 89, aumenta bruscamente. El riesgo de que un hombre padezca cáncer de estómago
en el transcurso de su vida es de 1 en 95. Para las mujeres, la probabilidad es
alrededor de 1 en 154.
Fabián Alfonso González, hombre de 51
años, resiliente de cáncer gástrico, hace parte de esa mínima población que ha
vencido la enfermedad y que demuestra que no todo está perdido cuando se toman
las medidas necesarias y se está dispuesto a ganar la batalla.
Según
los estudios, sabemos que los síntomas de este cáncer no son muy notorios; por
el contrario, son un poco silenciosos. ¿Cuándo empezó a notar que algo
no iba bien?
Había perdido un poco el apetito y comía sin ganas. No había
notado que estaba perdiendo peso. Un compañero me lo hizo notar al encontrarse
conmigo en el ascensor de la compañía donde trabajo. Me dijo que me veía más
delgado.
¿Algún
otro síntoma que indicaba que algo no estaba bien en su cuerpo?
En los meses de marzo y abril del 2016, empecé a
sentir molestias estomacales como gran cantidad de gases y se me llenaba la
boca con jugo gástrico. Como sensación de vómito. Los gases me molestaban al
dormir, hasta tal punto que, en ocasiones, dormía sentado.
¿Qué
fue lo primero que hizo al respecto?
Fui al médico general de mi Eps y le comenté la
inquietud. Posteriormente, me prescribió esopremazol y milanta como si fuera
gastritis. Comencé a tomar los medicamentos y me calmaron un poco durante 5
días; sin embargo, la molestia seguía.
Y
después …
Decidí ir nuevamente al médico y fui yo quien sugirió hacerme
una endoscopia. El día 2 de mayo del 2016, me hice la endoscopia y el
diagnóstico fue un tumor maligno empedrado en una parte no especificada de mi
estómago. Inmediatamente, fui remitido a auditoría médica para comenzar la
batalla.
Se
conoce la mala fama y las quejas de los pacientes por el mal sistema de salud
en nuestro país, especialmente, la lentitud con que manejan los procedimientos
en las Eps. ¿Tuvo algún inconveniente, retraso o negación con sus
procedimientos?
En lo absoluto. Me considero afortunado porque no tuve
ningún inconveniente con mi Eps. Me cubrió todo el tratamiento.
¿Qué tratamiento se realizó?
El día 10 de julio de 2016 me realizaron una cirugía
que duró, aproximadamente, 9 horas, en la que me cortaron el 50% del estómago.
Luego, numerosas y largas quimioterapias que me fueron debilitando un poco, y
25 sesiones de radioterapia.
¿Cómo
afrontó el tratamiento de la quimioterapia?
Fue el más difícil. El cuerpo cambia, el cabello se
cae y empiezas a verte distinto. Sin embargo, saber que lo importante está por
dentro, ayuda mucho. Mi hija fue clave en el proceso, ella se encargaba de
acicalarme.
Sabemos que el cáncer de
estómago es el más mortal en Colombia. ¿Qué cambió en su vida después del
diagnóstico?
Después del diagnóstico, cambió el orden de mis
prioridades. Primero poner a Dios sobre todas las cosas y lo demás vendrá por
añadidura. Vivir cada momento de la vida con responsabilidad.
Hay estadísticas que demuestran que ser
diagnosticado de cáncer también equivale a gastar mucho dinero en alimentación
y estilo de vida. ¿Cree que se necesita ganar más de un salario mínimo para
sustentar un cáncer en Colombia?
No
necesariamente. Estas
enfermedades catalogadas como ruinosas en nuestro país son prioritarias y, en
estos casos, es de vital importancia la gestión de las entidades de salud. Sin
embargo, es muy cierto que los hábitos alimenticios y dietas que se deben tener
después de todo requieren esfuerzos económicos, constancia y organización.
¿Qué les aconsejaría a otras pacientes?
Lo primero es aceptar la novedad de salud,
entregársela a Dios que Él hace su parte y nosotros hacemos lo que nos
corresponde. Ser diligentes en el proceso con citas, exámenes, controles,
recomendaciones y el apoyo del núcleo familiar.
Después
de haber librado esa ardua batalla, ¿qué enseñanza le quedó?
Qué el cáncer también es sinónimo de vida.
Para este hombre, fue fundamental el apoyo de su familia. Tanto para él como para cualquier otra persona es un requisito fundamental en el proceso, debido a que contó con suerte y su EPS pudo cumplirle como usuario.
ResponderEliminarÉl comenta que, a medida que pasaban los días sentía como su salud empeoraba, el primer llamado que le hizo la enfermedad lo mando directamente a la clínica, donde supuestamente, ellos creían que era una simple gastritis que podía ser tratada. Pero su persistente dolor, lo alarmó, y fue ahí donde él se dió a la tarea de realizarse una endoscopia, finalmente, sus molestos síntomas sí eran de alarmarse y de muchísimo cuidado, porque no era lo que los médicos le diagnosticaban como una simple gastritis, era un tumor maligno que lo ponía en peligro.
Gracias a su hija, afronto este proceso, y hoy día es un hombre valiente, que a pesar de todas las dificultades deja una gran enseñanza. Deja claro que después de una tormenta, si se mantiene fe y fortaleza, todo se logra superar y vencer hasta el más grande obstáculo.