Por:
Karina Larios Rico
Era una tarde agitada de abril. Me
apresuré a ir al lugar de encuentro con mi entrevistado a esos de la 4:00 de la
tarde en el parque Montecristo. Al llegar, me di cuenta que era una zona muy transitada
por jóvenes que practican y les apasiona el deporte, y que, por supuesto, mi entrevistado no había llegado aún. Entonces,
tomé asiento en una de las bancas que se encontraban allí, mientras esperaba a Joan, un joven apasionado
y enamorado por el béisbol. Pensé que no había podido haber mejor lugar para entrevistar a este deportista y jugador
de béisbol, ya que nos encontrábamos frente a el estadio de béisbol Edgar
Rentería, que es, de hecho, uno de los escenarios más representativo de la
ciudad y que hoy en día se están terminando los detalles de su remodelación.
Desde
lejos, parecía un joven muy simpático con apariencia poco relajada con una
altura de 1.73, delgado, moreno, su cabello era negro con un estilo afro,
vestía una camisa de color negro con una bermuda de jean roto y tenis mostrando
una frescura muy casual o poco complicada, las facciones de su rostro eran de
ojos pequeños, achinados color oscuro con nariz fileña, labios carnudos y cara
larga. Tiene 20 años.
De
cerca podía notar que Joan se destaca por ser una persona muy tímida, de pocas
palabras. Pareciera que estuviera intimidado tal vez pensando en la serie de
cosas o acontecimientos que le podría preguntar acerca de su vida, pero, al
presentarme y al explicarle la temática de la entrevista, pudo tomar una
postura un poco más calmada y llevadera, ya que se encontraba muy callado.
Desde
los 3 años, Joan Smith Pozuelo Bonett empezó, a tomarle gusto al béisbol,
siendo su padre pieza principal, ya que él también fue partícipe de este mismo deporte
y quiso sembrar en su hijo esa misma pasión; tanto así, que su padre, Juan
Carlos Pozuelo, fue su principal entrenador e impulsor. En su infancia fue un niño alegre, ya que siempre tuvo
comodidades a pesar de que su familia no es adinerada. Sus padres siempre se
preocuparon por su bienestar. Joan fue un niño que, de cierta manera, no le
faltó nada en su casa, ya que sus padres trabajaban para que su bebé tuviera un
plato de comida en su mesa, ropa que vestir o un juguete en su cumpleaños o en
navidad.
Joan,
en su trayectoria como partícipe de este deporte y siendo su padre una madera
clave en su vida, el beisbolista empezó a debutar desde los 13 años en el
equipo Team Rentería, Pequeñas Ligas, 11 de noviembre hasta llegar a jugar en
el equipo de la Autónoma, donde se encuentra actualmente.
Cuando
me encontraba en la entrevista, alguien interrumpe con una llamada: Joan
contesta “espérate que estoy aquí con ella”; entonces, el beisbolista se levanta
de su asiento y llega donde el joven que interrumpió la entrevista y que se
encontraba en una moto. La conversación de ellos duró, aproximadamente, cinco
minutos. Al regresar, Joan me dice que era su primo Jonathan quien lo había llamado
para decirle: “si podía acompañarlo a cobrar un dinero por la vía 40”, pero por
supuesto Joan le afirmó que no podía, porque se encontraba ocupado en
esos momentos.
-¿Qué
te motivó o cúales son las oportunidades que te brinda este deporte?
-La
motivación que tuve fue, prácticamente, que mi padre era beisbolista y desde
pequeño me incentivo a jugar este deporte.
Joan
me cuenta, que viajó por varios países, como México y Venezuela, en busca de
varias oportunidades para crecimiento y fortalecimiento como profesional y las
encontró, dado que en uno de sus viajes tuvo la oportunidad de ganarse un
reconocimiento como el mejor jugador en el equipo que se encontraba debutando.
Por otro lado, Joan también me comentó que, aparte de jugar béisbol, estudia administración
de empresas en la universidad Autónoma del Caribe.
-¿Qué
te motivó a dejar el béisbol por un tiempo?
-Principalmente,
lo que me motivó a dejar de jugar béisbol fue porque mi novia salió embarazada
y decide apartar eso para buscar trabajo y, en ese momento, tener para
sustentar a mi hija Shaddy que ahora tiene 1 año de edad y también empecé a
enfocarme en mis estudios.
Finalmente,
él sentía que las oportunidades se le iban acabando cuando al jugar se le
presentaron unas lecciones de tobillo y muñeca muy fuertes que lo llevaron a
parar de jugar por 6 meses; después de su recuperación, se sintió seguro y
tiene las fuerzas y la fe puesta en Dios de que un día su sueño de ser ese gran
beisbolista profesional llegará en su momento indicado y que seguirá luchando
por ser un buen deportista y aparte un buen profesional. “Los tiempos de Dios
son perfectos”, dice. Seguirá jugando para llegar a ser ese gran
beisbolista, siente que antes debe estar preparado y ser un profesional como un
administrador de empresas y, por supuesto, jugador en el campo de béisbol.
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