Por:
Luis Carlos Madrid
Hace 23 años llegó a Barranquilla sin ningún propósito. Estudió
comunicación social en la universidad Autónoma del Caribe. También realizó su
especialización en Comunicación para el desarrollo regional con estos. Estudios
realizó grandes proyectos que fueron rechazados por la arquidiócesis por falta presupuesto.
Tiempo más tarde, fueron tomados indebidamente para volverlos realidad.
La labor que le ha tocado en la ciudad es muy compleja. Desde
los primeros días en la ciudad, le tocó trabajar solo en los barrios más difíciles
de esta, corregimientos muy abandonados, uno de estos fue el municipio de Ponedera,
donde comenzó su labor como arquidiocesano. Fue tomado como uno más de ellos. “El
trabajo aquí fue complejo, me tocaba trabajar con las uñas, la situación era
compleja, ahí estábamos abandonados por la Alcaldía, me tocaba salir a buscar
recursos para poder subsistir, fueron mis ganas de trabajar con la comunidad
que me hizo seguir adelante, me enfermé mucho aquí, pero la comunidad siempre
estuvo conmigo.” Siendo tan solo un joven sin prestigios, sin estudios, nuevo
en la ciudad, decidió estudiar. Estando en este municipio, ejercía una labor
especial con los jóvenes, un sacerdote deportista con ganas de tomarse
municipios aledaños a este como lo era Martillo.
“Me tocaba subir a este cada dos días para celebrar la
eucaristía, los primeros días fue difícil no tenia monaguillos, no tenía el
respaldo de alguna persona que nos ayudara con la eucaristía, En Martillo, el
sacerdote anterior no celebraba acá, tuve una reunión con un grupo de personas
de este, fueron mi base para invitar a la juventud, las personas creyentes para
que se acercaran y fueran parte de diferentes grupos, armando en la comunidad. Mi
único medio de transporte en ese entonces era un Wolsvagen. Gracias a él, podía
ir a la ciudad de Barranquilla. Con diferentes actividades, pudimos armar la
parroquia, la Casa Cural, mejorar ciertas cosas de esta que estaban en un mal
estado. Mi duración fue de 6 años acá. Creo que fueron los 6 primeros años más
duro de mi carrera sacerdotal, me tocaba estudiar para cumplir en la
universidad (primeros semestres), no fui el mejor estudiante en mi segundaria,
estuve a punto de perder octavo, como todo chico de esa edad; aproximadamente,
te estoy hablando de unos 43 años atrás, en Medellín se vivía mucho lo que era
el narcotráfico, mis principios siempre fueron claros. Uno de mis sueños era
ser futbolista profesional, antes era duro no como ahora que cualquiera puede
llegar a jugar profesionalmente. Mi papá siempre nos llevaba al campo de Heliconia
lugar donde nací y estuve mis primeros años; luego, subí a San Antonio de Prado
donde estuve la mayoría de mi vida.”
Luego de estar en Ponedera, estuvo en un municipio muy
lindo del Atlántico llamado Usiacurí, donde la gente era muy diferente al
anterior, donde la tranquilidad lo acompañaba, donde la unión hacía la fuerza.
La iglesia y el trabajo realizado aquí por él fueron
importantes. El trabajo y el estudio siempre primaron en él, tanto así que
siendo un simple joven estudiante universitario le nace una gran idea en compañía
de un estudiante compañero y sacerdote: Álvaro Porto. En compañía de él,
creamos el proyecto llamado. La Catedratón, consistía en recoger fondos con la
comunidad, pedirle ayuda a grandes empresarios y sus apoyo para las parroquias
que estaban en proyectos, también nos nace la idea de crear el periódico
arquidiocesano llamado El kairós, pero el proyecto no fue aprobado por monseñor Rubén Salazar,
tiempo más tarde de haber entregado el proyecto y ser denegado, la
arquidiócesis lo monta realmente, cuando entonces él se encontraba trabajando en
Caracol Radio y Minuto de Dios: “En ningún momento pensé en reclamar nada Dios
sabe cómo hace sus cosas.”
Trabajando en Caracol Radio y estudiando le nace una
propuesta del canal Caracol para trabajar con ellos. “Esto me lo proponen
gracias a mi dedicación y trabajo cuando lo hacía en la radio, era mi oportunidad de trabajo más importante en ese
tiempo, como nosotros seguimos ciertas normas arquidiocesana me tocaba
consultar con monseñor Rubén, que estaba en ese tiempo; de igual manera, no fue
aceptada para él, fue cuando salió el padre Alberto Linero, en menos de dos
años proyectos y oportunidades únicas denegadas, pero mis ganas seguían
intactas por trabajar.”
Luego de todo esto, estuvo a punto de retirarse de la
arquidiócesis de Barranquilla, y devolverse a la de Medellín. Cumplido su
tiempo en Usiacurí, fue trasladado a la iglesia de San Pío, cerca de la cárcel
del Bosque, donde de igual manera permanecía solo.
“Mi labor aquí fue mi corta, estando ya en la ciudad me
encargan la capellanía del Asilo San Antonio, encontré el apoyo de las hermanas
en este, también me encargan los encuentros deportivos de la arquidiócesis.”
Cumplido 6 años en El Bosque, lo trasladan nuevamente a
un barrio de poco apoyo. Los Olivos Segunda etapa, con una tasa de delincuencia
alta. “El trabajo aquí fue con los jóvenes; el desarrollo con ellos en vez de
subir, iba bajando, pero logramos disminuir esta tasa con diferente actividades
recreativas.”
Cerca a este barrio, sigue laborando las actividades, de
una u otra manera para ir incrementando las oportunidades para ellos. “Ahora
estoy en el barrio La Paz y soy el capellán de Jardines de la Eternidad norte,
no existe ningún remordimiento con ninguna de las personas que me dejaron
atrás, estoy contento de trabajar con la comunidad. Para esto Dios me envió y
si lo quiso así aquí estoy trabajando.”
El padre realizó una buena inversión en apoyo con otras
personas como lo es el padre Cirilo Suwin para mejorar la parroquia, luego de
recuperarse con su operación de la próstata dice que sigue con ganas y más
ganas de seguir trabajando por la comunidad.
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